LO DIVINO Y LO TERRENAL.- “Habemus Papa”, el 13 de marzo de 2013 fue el
anuncio del cardenal protodiácono, desde el balcón central de la Basílica de
San Pedro, ¡y es nuestro, es argentino! se escuchó decir con alborozo en todos
los rincones de la patria (salvo en la Casa Rosada).-
La frase en latín, mil veces repetida
en los televisores, iba a marcar el inicio de un peregrinaje a Roma de muchos connacionales, casi tanto como
musulmanes a la Meca, en audiencias públicas para el común, en encuentros
privados para políticos, artistas, deportistas y otros mediáticos.-
Presumo
que a Jorge Bergoglio, en ese momento trascendental, no se le escapó que gran parte de la fauna criolla intentaría
mimetizarse con su figura, para recibir, aunque sea por osmosis, los beneficios de la santidad pontificia y de
paso compartir la popularidad del nuevo Papa.- Y así fue.-
Cristina se reunió varias veces con
Bergoglio Papa, nunca con Bergoglio
obispo.- Y aunque le hayamos criticado el indebido aprovechamiento político
llevando funcionarios y candidatos para la foto, lo cierto es que la Presidenta nos representaba a todos los
argentinos en cada audiencia.-
Sin
embargo, en febrero de 2016, escasos
veinte minutos de tiempo, la frialdad
de trato escondida tras una formalidad vacía, fueron las características
principales de la audiencia que el Papa concedió al Presidente Mauricio Macri.-
Y
como Francisco es muy inteligente y nada hace por casualidad, no podemos obviar
que la gestualidad pontificia no fue el producto circunstancial de un estado de
ánimo, tuvo el claro propósito de
trasmitir un mensaje de disconformismo a la
máxima autoridad política de la
Argentina, mensaje que quería se supiera en su significado simbólico, y así
sucedió por su repercusión en la prensa
mundial.-
No
hay otra explicación.- Los temas tratados en el breve encuentro, quedaron en un
segundo plano, sepultados por la
contundencia fáctica de la actitud papal, en claro contraste con la amplia
sonrisa y el generoso tiempo que le dedicó a Cristina, a Raúl Castro o a
Obama.-
Con
un talante casi descomedido, ¿intentaba Francisco decirle algo a Macri, y a todo
el pueblo argentino a través de él? ¿Lo atendió al primer mandatario como
pastor principal de la religión católica, o cómo un Jefe de Estado a otro, o
como argentino con determinada simpatía política? Lo seguro es que Macri concurrió como Presidente de la
Nación Argentina, tal como Cristina en otras oportunidades, y el trato que recibe tiene carácter
transitivo para todos los argentinos representados por el primer
mandatario.-
Resulta
muy complejo para un pastor, conciliar los intereses de Dios con los del
común de los mortales, más aún cuando se trata de sus connacionales.-
Inevitablemente, se mezcla la política
con la religión, lo sagrado con lo terrenal, las pasiones sectarias con el
necesario universalismo.- Le pasó a Wojtyla
en Polonia, le pasa a Bergoglio en
Argentina.-