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jueves, 3 de diciembre de 2015

CIERTO AMATEURISMO LE HACE BIEN A LA REPÚBLICA

PLURALIDAD DEMOCRÁTICA O FASCISMO AUTORITARIO.- El PRO es un partido político que obtuvo su reconocimiento nacional en 2010.- Debutó como alianza electoral en los comicios legislativos de 2005, en la que su líder Mauricio Macri encabezó la lista de diputados nacionales en la ciudad de Buenos Aires, obteniendo el triunfo con el 33,9 % de los votos.- En 2007, Macri ganó la Jefatura de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires con el 45,6%, y fue reelegido en 2011 con el 64,3% en segunda vuelta.-
                               A través de una verdadera antigualla conceptual, utilizando la metodología ideologista acuñada en el siglo XX,  se ha ubicado al PRO en la centroderecha, con una doctrina conservadora liberal.-
                                Si a partir de la caída del muro de Berlín se produjo la virtual desaparición del comunismo marxista como ideología de Estado, desde ya aclaro que no concuerdo con aquéllos que quieren mantener, aún en los niveles de las agrupaciones políticas, la ya prescripta diferenciación entre derechas e izquierdas.-
                                Superadas las ideologizaciones que fueron semilla de los totalitarismos en el siglo anterior, las distancias entre los agrupamientos de la política argentina no alcanzan para conformar sólidamente un agrupamiento de ideas que sea identitario de cada una y suficientemente accesible al discernimiento público.- No puedo, por ello, decir que el PRO es de derecha y el kirchnerismo de izquierda.-
                               Creo más bien, que hoy la dicotomía está configurada por la  lucha conceptual entre el pluralismo democrático y el autoritarismo de todo origen.- Allí está centrada la verdadera tensión mundial en orden a sus sistemas políticos.-
                               Sin embargo, es de destacar que el joven partido del ahora Presidente electo de la República, es un agrupamiento político que no pivotea fuertemente sobre una doctrina principista, se acerca más a las características de aquéllos que giran alrededor de una concepción pragmática de la gestión gubernativa.-
                               Los nuevos partidos políticos en la Argentina, en general se fueron formando como desprendimiento de otros de carácter mayoritario, o de manera aluvional como reunión de  veteranos dirigentes de distintas divisas que confluyeron, temporal o permanentemente, en un espacio único.-

                               Tengo para mí que el PRO, aun cuando contiene en su seno algunas de las características mencionadas en el párrafo anterior, en lo sustancial se trata de un partido integrado por cuadros de dirigentes que no vienen de la política, que no han firmado un pase partidario para integrarlo, se trata de gente sin profusos antecedentes de participación en anteriores agrupamientos políticos.- No es que ello sea una  ventaja cualitativa, pero sin dudas es un condimento esperanzador para un cambio de paradigma.-
                               A través de estos años, debo confesar, siempre me sorprendió en algunos de sus dirigentes de alto rango, una cierta superficialidad conceptual en lo político, una falta de formación en el discurso, en los conceptos, en los términos y en las formas que son propias de la actividad política.- Un caso particular es el de la ahora Vicepresidenta electa de la Nación, Gabriela Miccheti, cuyo verbo se parecía más al de doña Rosa que al de esos que llamamos “políticos de raza”.-
                                    Cierto es que el progreso fue evidente pasado el tiempo, Macri fue de menor a mayor,  no es el mismo que el de hace algunos años, y no me estoy refiriendo a su adaptación a las formas de la política, sino a su cualidades de gobernante surgido de la política.-
                               Sin embargo, la pregunta que me formulo en esta Argentina que comenzará a transitar el cuarto lustro del siglo XXI, si hoy no es necesario agregarle a la política profesionalizada que muchas veces no ha estado a la altura de las circunstancias, un cierto amateurismo político en los hombres, en las  formas, en los modos, en las estrategias, en el discurso y hasta en la frescura del pensamiento.- Cómo el famoso “aire fresco” que alguna vez fue fresco en estos lares.-
                               Aquí cabe hacer algunas aclaraciones.- El profesionalismo constituye una preparación de incumbencia para el ejercicio de actividades especializadas, por oposición al amateurismo que es una dedicación sin capacitación reglada.-
                               Sin embargo, en la política las cosas son distintas.- El “amateurismo” en política es una cualidad que no guarda relación con la capacitación o el nivel de idoneidad para la actividad, sino con la “motivación”.-
                                No es, entonces, desde el punto de vista de la idoneidad, un concepto opuesto al “profesionalismo” político, ambos tienen en común que el nivel máximo alcanzable individualmente únicamente está limitado por la voluntad,  la dedicación y el conocimiento.-
                               ¿Cuál es entonces la característica del profesionalismo político que lo hace distinto al amateurismo político? No puede afirmarse que estén mejor preparados para gobernar y legislar, a estar por los resultados no parece que así sea.-
                                 Los profesionales de la política son aquéllos que han hecho del continuismo en los cargos políticos e institucionales un verdadero eje de vida, y de tal manera van formando una verdadera casta, que progresivamente se autoidentifican por los invisibles hilos de los intereses compartidos, confluencias secretas, historias comunes.-
                               De tal manera, su cronicidad los va trasmutando, de aquello que deberían ser –representantes de los intereses de la sociedad- en aquello  que realmente se convierten –representantes de ellos mismos-, lo que naturalizamos con el nombre de “clase política”.-
                               Hoy la política argentina está copada por los profesionales de la política, y queda muy poco espacio para quienes, con la impronta amateur de las motivaciones menos calcificadas, puedan aportar a la construcción de alternativas de poder para un gobierno que pretenda desatarse de los atavismos del pretérito.-
                               El gobierno entrante llegará al mando del Estado, con la mochila no tan cargada por los lastres del pasado.- No me estoy refiriendo a la herencia que deja la administración anterior, de por sí muy pesada.-  Refiero a esos ideologismos históricos  que algunos políticos utilizaron para convertirlos en una razón para la división, el enfrentamiento, el odio, la desunión.- En eso, también este cierto amateurismo le hace honor a un tiempo político diferente.-
                               Por cierto que nadie nació de un repollo, menos en política, pero todavía hay espacio en este tiempo esperanzado de la Argentina, para que algunas caras nuevas le cambien la inercia de crispación e intolerancia con que fuimos transcurriendo este último tiempo, por nuevas formas de gestión más cercanas con el ejercicio republicano, nuevas motivaciones, nuevos paradigmas, la construcción de consensos racionales, de liderazgos que se instalen en función de convencer y no de vencer, la desaparición del concepto “propietario” del poder.-
                               En los tiempos de cambio de gobierno, el que asume tiene la humana inclinación de pensar que es el kilómetro cero de la vida política de un país,  pensamiento con que frecuentemente se sembró la semilla de un probable autoritarismo.- Sinceramente creo que no es éste el caso, para ello los ciudadanos debemos velar por el fortalecimiento de los mecanismos democráticos, de manera tal que el “ejecutivismo patológico” no nos haga nuevamente sus víctimas.-
                               Tampoco el amateurismo tan refrescante para la república, debe suponer ingenuidad y menos aún debilidad, sí tolerancia y respeto por las diferencias.- Y como al poder hay que ejercerlo, que haya mucho poder para instalar el pensamiento democrático y ejercer firmemente un gobierno amplio y eficiente.-
                               La lucha de los próximos años en la Argentina será entre una pluralidad democrática que quiere instalarse y un autoritarismo fascista que no quiere irse.-
                              
                              
                                
                              
                              


                              


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