PLURALIDAD DEMOCRÁTICA O FASCISMO AUTORITARIO.- El PRO es un
partido político que obtuvo su reconocimiento
nacional en 2010.- Debutó como alianza electoral en los comicios
legislativos de 2005, en la que su líder Mauricio Macri encabezó la lista de
diputados nacionales en la ciudad de Buenos Aires, obteniendo el triunfo con el
33,9 % de los votos.- En 2007, Macri ganó la Jefatura de Gobierno de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires con el 45,6%, y fue reelegido en 2011 con el 64,3% en
segunda vuelta.-
A través de una
verdadera antigualla conceptual, utilizando la metodología ideologista acuñada en el siglo XX, se ha ubicado al PRO en la centroderecha, con
una doctrina conservadora liberal.-
Si a partir de la caída del muro de Berlín se
produjo la virtual desaparición del comunismo marxista como ideología de
Estado, desde ya aclaro que no concuerdo con aquéllos que quieren mantener, aún
en los niveles de las agrupaciones políticas, la ya prescripta diferenciación entre derechas e izquierdas.-
Superadas las
ideologizaciones que fueron semilla de los totalitarismos en el siglo anterior,
las distancias entre los agrupamientos de la política argentina no alcanzan
para conformar sólidamente un agrupamiento de ideas que sea identitario de cada
una y suficientemente accesible al discernimiento público.- No puedo, por ello, decir que el PRO es de
derecha y el kirchnerismo de izquierda.-
Creo más bien,
que hoy la dicotomía está
configurada por la lucha conceptual
entre el pluralismo democrático y el
autoritarismo de todo origen.- Allí está centrada la verdadera tensión
mundial en orden a sus sistemas políticos.-
Sin embargo, es
de destacar que el joven partido del
ahora Presidente electo de la República, es un agrupamiento político que no
pivotea fuertemente sobre una doctrina principista, se acerca más a las
características de aquéllos que giran alrededor de una concepción pragmática de la gestión gubernativa.-
Los nuevos partidos políticos en la
Argentina, en general se fueron formando como desprendimiento de otros de carácter mayoritario, o de manera aluvional como reunión de veteranos dirigentes de distintas divisas que
confluyeron, temporal o permanentemente, en un espacio único.-
Tengo para mí que
el PRO, aun cuando contiene en su
seno algunas de las características mencionadas en el párrafo anterior, en lo
sustancial se trata de un partido integrado por cuadros de dirigentes que no
vienen de la política, que no han firmado un pase partidario para integrarlo,
se trata de gente sin profusos
antecedentes de participación en anteriores agrupamientos políticos.- No es
que ello sea una ventaja cualitativa,
pero sin dudas es un condimento esperanzador para un cambio de paradigma.-
A través de estos
años, debo confesar, siempre me sorprendió en algunos de sus dirigentes de alto
rango, una cierta superficialidad
conceptual en lo político, una falta
de formación en el discurso, en los conceptos, en los términos y en las
formas que son propias de la actividad política.- Un caso particular es el de
la ahora Vicepresidenta electa de la Nación, Gabriela Miccheti, cuyo verbo se
parecía más al de doña Rosa que al de esos que llamamos “políticos de raza”.-
Cierto es que el progreso fue evidente
pasado el tiempo, Macri fue de menor a
mayor, no es el mismo que el de hace
algunos años, y no me estoy refiriendo a su adaptación a las formas de la
política, sino a su cualidades de gobernante surgido de la política.-
Sin embargo, la pregunta que me formulo en esta
Argentina que comenzará a transitar el cuarto lustro del siglo XXI, si hoy no es necesario agregarle a la
política profesionalizada que muchas veces no ha estado a la altura de las
circunstancias, un cierto amateurismo
político en los hombres, en las
formas, en los modos, en las estrategias, en el discurso y hasta en la
frescura del pensamiento.- Cómo el famoso “aire fresco” que alguna vez fue
fresco en estos lares.-
Aquí cabe hacer
algunas aclaraciones.- El profesionalismo constituye una preparación de
incumbencia para el ejercicio de actividades especializadas, por oposición al
amateurismo que es una dedicación sin capacitación reglada.-
Sin embargo, en
la política las cosas son distintas.- El
“amateurismo” en política es una cualidad que no guarda relación con la
capacitación o el nivel de idoneidad para la actividad, sino con la
“motivación”.-
No es, entonces, desde el punto de vista de la
idoneidad, un concepto opuesto al
“profesionalismo” político, ambos tienen
en común que el nivel máximo alcanzable individualmente únicamente está
limitado por la voluntad, la dedicación y el conocimiento.-
¿Cuál es entonces
la característica del profesionalismo político que lo hace distinto al
amateurismo político? No puede afirmarse que estén mejor preparados para
gobernar y legislar, a estar por los resultados no parece que así sea.-
Los profesionales de la política son
aquéllos que han hecho del continuismo
en los cargos políticos e institucionales un verdadero eje de vida, y de
tal manera van formando una verdadera casta, que progresivamente se autoidentifican por los invisibles hilos
de los intereses compartidos, confluencias secretas, historias comunes.-
De tal manera, su cronicidad los va trasmutando, de
aquello que deberían ser –representantes de los intereses de la sociedad- en aquello
que realmente se convierten –representantes de ellos mismos-, lo que
naturalizamos con el nombre de “clase
política”.-
Hoy la política
argentina está copada por los profesionales de la política, y queda muy poco espacio para quienes,
con la impronta amateur de las
motivaciones menos calcificadas, puedan aportar a la construcción de
alternativas de poder para un gobierno que pretenda desatarse de los atavismos
del pretérito.-
El gobierno entrante llegará al mando del
Estado, con la mochila no tan cargada
por los lastres del pasado.- No me estoy refiriendo a la herencia que deja
la administración anterior, de por sí muy pesada.- Refiero a esos ideologismos históricos que
algunos políticos utilizaron para convertirlos en una razón para la división, el
enfrentamiento, el odio, la desunión.- En eso, también este cierto amateurismo
le hace honor a un tiempo político diferente.-
Por cierto que
nadie nació de un repollo, menos en política, pero todavía hay espacio en este
tiempo esperanzado de la Argentina, para que algunas caras nuevas le cambien la inercia de crispación e
intolerancia con que fuimos transcurriendo este último tiempo, por nuevas formas de gestión más cercanas
con el ejercicio republicano, nuevas motivaciones, nuevos paradigmas, la
construcción de consensos racionales, de liderazgos que se instalen en función
de convencer y no de vencer, la desaparición del concepto “propietario” del
poder.-
En los tiempos de
cambio de gobierno, el que asume tiene la humana inclinación de pensar que es
el kilómetro cero de la vida política de un país, pensamiento con que frecuentemente se sembró
la semilla de un probable autoritarismo.- Sinceramente creo que no es éste el
caso, para ello los ciudadanos debemos velar por el fortalecimiento de los
mecanismos democráticos, de manera tal que el “ejecutivismo patológico” no nos haga nuevamente sus víctimas.-
Tampoco el amateurismo tan refrescante
para la república, debe suponer
ingenuidad y menos aún debilidad, sí tolerancia y respeto por las
diferencias.- Y como al poder hay que ejercerlo, que haya mucho poder para
instalar el pensamiento democrático y ejercer firmemente un gobierno amplio y
eficiente.-
La lucha de los próximos años en la
Argentina será entre una pluralidad democrática que quiere instalarse y un
autoritarismo fascista que no quiere irse.-
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