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domingo, 13 de diciembre de 2015

LA HISTORIA SE ESCRIBE CON TRAZOS GRUESOS

UN LIDERAZGO DEMOCRÁTICO Finalmente ha terminado de escribirse la letra chica, esa que figura siempre al margen del libro grande de la historia argentina, la que se arrumbará en papeles amarillentos del rincón más oscuro de las sinrazones criollas,  la que servirá simplemente como apostillas de un tiempo de sainetes y milonga barata, ésa que seguramente no integrará la verdadera épica de la construcción de la patria, aunque, valga decirlo, nos haya tenido injustamente en  vilo a los argentinos.-
                               Debe, nuevamente, comenzar a tallarse los trazos gruesos de la patria, los que se realizan con el cincel del  esfuerzo, de la imaginación y de la audacia, con mucho coraje, con responsabilidad, pero también, hoy más que nunca, los que se estampan con la A de afecto, la M de mancomunión, la O de orgullo, la R de reconciliación.-
                               El jueves pasado ha asumido un nuevo Presidente de la Nación.- Lo repito: ha asumido un nuevo Presidente de la Nación, aunque la frase parezca la verbalización fantasiosa de un sueño interminable.- Es un hecho, lo demás es pasado, debe serlo, aunque sea un pasado que se empeñe en seguir trascendiendo por sus peores características.-
                               La historia de los pueblos tiene herencia pero no inventario, los ciudadanos somos el banco de prueba de los experimentos populistas, y seguiremos siéndolo hasta el fin de los tiempos si es que no escarmentamos.- De allí que, por sanidad psicológica, nuestra propia mente debe ocuparse en internalizar lo bueno y sepultar lo negativo, para seguir viviendo con optimismo esta Argentina que nos toca transcurrir.-
                               Mauricio Macri no la tiene fácil, tampoco nadie le aseguró que la tendría.- Pero, se me ocurre, comienza su gestión con una ventaja cualitativa respecto a su antecesora: no parece tener odios, ni con sus adversarios políticos, ni con sectores sociales y políticos determinados, ni con países del mundo interrelacionado, tampoco se odia a sí mismo.-
                               Esto ya es una ventaja superlativa, en la indispensable tarea de reconstrucción del afecto social, que resulta prioritaria para un mandatario que asume en los tiempos ríspidos de una fractura expuesta, que aparenta ser sólo de superficie, de superestructura, de maquillaje, de  dirigentes políticos malquistados, pero que en verdad se ha proyectado profundamente a las mismas bases de la convivencia social.-
                               Para tal cometido, no es suficiente haber ganado las elecciones.- Resulta necesario la construcción de un verdadero liderazgo, pero no uno cualquiera, sino uno esencialmente democrático, que sólo se alcanza con el tiempo y  el trabajo paciente de convencer, y no de vencer al adversario con la metodología opresora.-