MILAGRO SALA
“¿Qué es la moral en
algún tiempo o lugar indeterminado? Es lo que acepta la mayoría, entonces y
allí. Y lo inmoral es lo que no les gusta”
(Alfred North Witehead,
filósofo inglés, 1941)
La
búsqueda de una respuesta al gran dilema de los tiempos de confrontación social
y política comienza por considerar si son las mayorías circunstanciales las que establecen la moral y la
justicia.- Parafraseando al filósofo inglés, ¿son ellas las que determinan la
divisoria entre lo moral y lo inmoral,
conforme el gusto del momento?
Rotundamente
no.- Una comunidad sometida al viento cambiante de las pretensiones
mayoritarias, sin dudas es abono seguro para el florecimiento del autoritarismo,
la arbitrariedad, la injusticia, el canibalismo político.-
Un
país serio, una sociedad tolerante, hombres justos, son los condimentos
indispensables para una vida civilizada.- La seriedad de un país está dada por
la existencia de un orden jurídico justo y humano, la conciencia cierta del
respeto a las normas cómo única manera de convivencia, la comprensión más cabal
del pasaje bíblico que manda “no hacer a otro lo que no quisieran que te
hagan a ti”.-
La
ya famosa grieta social y política,
consecuencia de un tiempo en que desde el poder se abonó la visión
confrontativa, ha terminado por convertirnos a los argentinos en rudimentarios
zapadores de trincheras en lugar de
pacientes constructores de puentes.- Y eso subsiste, puede verse en cada
comportamiento, en cada opinión, en cada instancia pública.-
Los
países deben regirse por normas unívocas, los pactos internacionales, como
único modo de una convivencia pacífica y civilizada
Desde
aquella sentencia de Juan Perón, “para
los enemigos ni justicia”, hasta el actual deseo colectivo de cárcel sin
condena, la sociedad va dejando jirones
de comportamiento civilizado, para dar rienda suelta a sus instintos más
primitivos.- No importan las normas ni los procedimientos, queremos “justicia ya”, o lo que sea que
pensemos que es la justicia.-