LA FORTUNA DE FIDEL CASTRO
“Ser rico es malo, es inhumano, así lo digo”
(Hugo Chávez Frías, 2005)
“Guantanamera,
guajira guantanamera, guantanameeera, guajira guantanameeera”, se escuchaba de
fondo al recordado Compay Segundo, mientras gran parte de los cubanos hacía
cola en el memorial José Martí de la
plaza de la Revolución de La Habana,
capital de la isla, para despedir a su
legendario líder, Fidel Castro.-
En
simultáneo, apenas enfrente, en la capital del destierro cubano, Miami, permanecen los ecos de la
fiesta en la calle Ocho de la Pequeña
Habana, frente al café Versailles, punto de encuentro del exilio
anticastrista, con un sentimiento exactamente opuesto.-
Murió
Fidel Castro, y con él se terminó por desplomar definitivamente el muro que
otrora dividiera el mundo y que hoy apenas aparece como una expresión simbólica
en la ínsula caribeña.- Murió, con él, la ilusión de tantos jóvenes de otrora,
la de los revolucionarios del poster del
Che en el dormitorio.-
La muerte de
Fidel entorna definitivamente la época de un mundo políticamente bipolar
Es
que pocos líderes mundiales duraron tanto en el poder y, a la vez, fueron el
eje de una controversia de casi sesenta años, que perforó transversalmente diferentes tiempos del orbe, desde las
tensiones de la guerra fría hasta la globalización del siglo XXI.-
Desde
una pequeña isla del mar Caribe, los
barbados de Sierra Maestra vinieron para dar una vuelta de campana a la
política mundial, dividiendo de manera drástica las opiniones y fracturando la
convivencia de los propios connacionales.-
Mucho
se escribe por estos días sobre Fidel
Castro, en esta columna apenas quiero hacer algunas reflexiones sobre la vida privada del mandamás de la
revolución que derrocó a Fulgencio Batista.-