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domingo, 4 de diciembre de 2016

¿EL ÚLTIMO ROMÁNTICO O EL MEJOR SIMULADOR?

LA FORTUNA DE FIDEL CASTRO
 “Ser rico es malo, es inhumano, así lo digo”
(Hugo Chávez Frías, 2005)

                               “Guantanamera, guajira guantanamera, guantanameeera, guajira guantanameeera”, se escuchaba de fondo al recordado Compay Segundo, mientras gran parte de los cubanos hacía cola en el memorial José Martí de la plaza de la Revolución de La Habana, capital de la isla,  para despedir a su legendario líder, Fidel Castro.-
                               En simultáneo, apenas enfrente, en la capital del destierro cubano, Miami, permanecen los ecos de la fiesta en la calle Ocho de la Pequeña Habana, frente al café Versailles, punto de encuentro del exilio anticastrista, con un sentimiento exactamente opuesto.-
                               Murió Fidel Castro, y con él se terminó por desplomar definitivamente el muro que otrora dividiera el mundo y que hoy apenas aparece como una expresión simbólica en la ínsula caribeña.- Murió, con él, la ilusión de tantos jóvenes de otrora, la de los revolucionarios del poster del Che en el dormitorio.-
La muerte de Fidel entorna definitivamente la época de un mundo políticamente bipolar
                               Es que pocos líderes mundiales duraron tanto en el poder y, a la vez, fueron el eje de una controversia de casi sesenta años, que perforó transversalmente diferentes tiempos del orbe, desde las tensiones de la guerra fría hasta la globalización del siglo XXI.-
                               Desde una pequeña isla del mar Caribe, los barbados de Sierra Maestra vinieron para dar una vuelta de campana a la política mundial, dividiendo de manera drástica las opiniones y fracturando la convivencia de los propios connacionales.-
                               Mucho se escribe por estos  días sobre Fidel Castro, en esta columna apenas quiero hacer algunas reflexiones sobre la vida privada del mandamás de la revolución que derrocó a Fulgencio Batista.-