MOJARSE EL DEDO Y
SACARLO AL AIRE
“No necesitas un meteorólogo para saber en qué
dirección sopla el viento”
(Bob Dylan, Premio
Nobel de Literatura 2016)
Ni la costosa estructura de expertos
en campañas electorales de Hilary ni las decenas de encuestas realizadas,
sirvieron para descubrir aquello que no necesitaba del informe técnico de un
meteorólogo: enterarse hacia dónde soplaban los vientos de la opinión
norteamericana.- Bastaba, en la contundente metáfora del cantautor premiado, el
sencillo procedimiento de mojarse el
dedo y exponerlo al aire.-
Es
cierto que, sumadas a sus horribles corbatas, Trump cargaba una pesada mochila
de ricachón machista y xenófobo, con discurso improvisado e impresentables
cambios de opinión, lo que se dice una versión perfeccionada de aquello que
podríamos llamar lo “políticamente
incorrecto”.-
Pero,
a pesar de él mismo, de los aspectos negativos de su personalidad, el
norteamericano común, de clase media y media baja, de etnia blanca no hispánica,
que son mayoría en 49 de los 50 estados de la Unión, adoptó a este personaje
ruidoso, colorido e impactante, como
estandarte de protesta.-
Trump fue el medio para hacerse visible y hacer visible
sus quejas y aspiraciones, que nunca fueron escuchadas ni contempladas por
el denominado “establishment”, los políticos de profesión de las estructuras
tanto demócratas como republicanas.-
El
triunfo de Trump no constituye un hecho aislado, es la consecuencia del proceso mundial post globalización
El
mundo está cambiando con mayor rapidez de la que advierten gobiernos y dirigentes.- Estamos en la etapa de la post globalización, en la que el brexit y el triunfo
del magnate inmobiliario son manifestaciones todavía benignas de un nuevo
tiempo que está pariendo.-
Y
en este cambio de época, los pueblos del
primer mundo parecen querer encerrarse
en sus fronteras, conservar sus trabajos
y no ser masacrados por los atentados terroristas.- Pero los gobiernos no
toman la debida nota de ello, no atinan a dar las respuestas necesarias de un
nuevo contexto mundial.-
El
desconcierto induce a la opinión pública a desplazar sus preferencias
electorales hacia formas menos vegetarianas de acción, de allí el renacimiento de las derechas nacionalistas
en varios países de Europa, con su carga de euroescepticismo,
antiglobalización, xenofobia y racismo.-
El
caso de las elecciones del país del norte no es aislado, está en un contexto,
es un fuerte aviso para los que todavía manejan los resortes de los gobiernos
más poderosos, y que no fueron capaces de enterarse por sí de este nuevo
paradigma social.- Necesitaron de sendos cachetazos electorales (brexit y
Trump) propinados por los que no tienen voz pero sí voto.-
No es casualidad que progresivamente
las encuestas se vuelvan menos certeras, es cada vez mayor el número de
personas que sólo se sincera en el
cuarto oscuro, y esto tiene que ver con el mecanismo psicológico de no
hacer público sus verdaderos sentimientos, que puedan ser considerados por los
medios púbicos como políticamente incorrectos.-
No hay que olvidar que lo racional es en nosotros
un islote, importante pero apenas un islote en un océano de irracionalidad
¿Por
qué los resultados electorales no
coinciden muchas veces con lo que expresan las encuestas y los medios públicos
de comunicación?
Una
primera aproximación diría que la gente
vota con la parte emocional del cerebro, y las campañas electorales
apuntan, equivocadamente, a conquistar su parte racional.- Lo
racional es en nosotros un islote, importante pero apenas un islote en un
océano de irracionalidad, diría Daniel Eskibel, el psicólogo experto en
elecciones.-
Los
medios masivos de comunicación (diarios, revistas, radio, televisión), están perdiendo terreno a pasos agigantados
en beneficio de las redes sociales.-
Las
redes sociales con Trump, los medios periodísticos con Hillary. En unos habló
la gente común, en los otros las minorías ideologizadas
Hillary recibió el respaldo de 229 diarios
y 131 semanarios, Trump de apenas 9 y 4,
respectivamente; es decir una proporción de 27 a 1 en favor de Hillary.-
También, en respaldo de personalidades púbicas (actores, cantantes, políticos),
la dama aventajó al caballero en una medida de 10 a 1.- En las redes sociales, en cambio, el multimillonario estuvo
claramente por delante de la ex primera dama en número de seguidores y en cantidad
de “me gusta”.-
¿Dónde
radica la diferencia? Que en las redes
sociales opinan los que no tienen voz pública, la gente común, y allí expresan lo que verdaderamente sienten en su
corazones, sin imposturas.- Los diarios sólo reflejan, en cambio,
la opinión de los periodistas, las personalidades públicas y las minorías ideologizadas, que tienen como
prioridad exponer aquello que se considera “políticamente correcto”, aunque no
sea lo real.-
Esto
pasa en todo el mundo, también en la Argentina.- Días pasados Pichetto fue fulminado por sus
opiniones en relación a los extranjeros que delinquen.- Pero, ¿se preguntó Ud.
cuántos argentinos coinciden con la opinión del senador peronista, así como
norteamericanos con Trump?
Es
que el “establishment” conceptual, los dueños de la verdad publicada, dice, en una suerte de ejercicio de la policía
del pensamiento, que sos un xenófobo
si estás en contra que sigan viviendo en tu país los extranjeros que cometan delitos; un discriminador despreciable si no
participas de manera entusiasta de la cultura homocéntrica; un
oligarca presuntuoso si reclamás por la inseguridad y por tu vida y la de
tu familia, y sigue la lista.-
No
es casual el resurgimiento de las derechas nacionalistas en varios países de Europa,
con su carga de euroescepticismo, antiglobalización, xenofobia y racismo
Los
norteamericanos, a pesar de Trump, votaron
contra una globalización que se llevó puestos sus trabajos e industrias, contra una inmigración indiscriminada que
no diferenció personas honestas de delincuentes, contra el peligro de
sociedades abiertas al ingreso casi descontrolado de terroristas que terminan
masacrando al propio pueblo.- Y encontraron en Trump un intérprete, peligroso,
pero intérprete al fin.- ¿Puede culpárseles por ello?
Definitivamente,
los que ostentan el poder político, social y cultural en las sociedades de este tiempo, los que tienen la
palabra pública autorizada, se han puesto en la cómoda trinchera de seguir con “más de lo mismo”.- Casi
todos dicen o dejan trascender que son de izquierda (indefinida, por cierto),
porque es mas cool, más fashion, no he escuchado a nadie que diga que es de
derecha porque es un quemo.-
Obviamente
se colocan el rótulo de populares,
socialistas y antimperialistas, pero no
dejan de vivir en barrios privados, tener el mejor auto, vacacionar en el
exterior y viajar por lo menos una vez al año a Nueva York.- Y si no lo creen,
pregúntenle a Víctor Hugo o Maradona.-
El grito antisistema no es nuevo, lo
tuvimos los argentinos con el “que se vayan todos” en 2001, los “indignados” españoles
y otros europeos en 2011, la “primavera árabe” de tunecinos y egipcios en el
mismo año.- Todos, sin excepción, no encontraron una fuerza política o un
candidato con la suficiente potencia para canalizar su visión, como sí lo
tuvieron los norteamericanos con Trump.-
Si
las variantes democráticas no salen de su ideologismo inconducente, gran parte
de los ciudadanos se inclinará por opciones menos vegetarianas
Si
el “establishment” sigue aprisionado
entre los pliegues de su ideologismo inconducente, las “soluciones” vendrán de la mano de los
autoritarios, los violentos, los nacionalistas
ultramontanos, que terminarán con todo atisbo de civilización y
tolerancia.-
Trump
ganó la elección a pesar de él mismo, en el país más poderoso del mundo.- Algo
similar se barrunta en varios países europeos. Las fuerzas democráticas
¿tendrán la capacidad de reciclar sus
propuestas, o estamos en un tobogán que nos conduce fatalmente a ser
gobernados por dirigentes inestables como Trump o por fuerzas como la
ultraderecha neofascista europea?
Jorge Eduardo Simonetti
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libre reproducción, con la condición de citar la fuente
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