UN PRESIDENTE DE MEMORIA
CORTA Y SELECTIVA
Mauricio Macri dixit: “En mi gobierno, los trabajadores no van a
pagar impuesto a las ganancias” (spot de campaña 2015)
Con
un gobierno que por estos días trabaja a destajo para negociar un proyecto de ley de impuesto a las ganancias, parece
haber quedado a un siglo de distancia temporal aquélla promesa de campaña
presidencial lanzada personalmente por el propio Macri.-
Apurado
por la presión opositora, el oficialismo aceleró el tranco y está proponiendo algunos ajustes al impuesto que, lejos
de eliminarlo para los que ganan salarios y jubilaciones, sólo le dan unos
retoques en los mínimos y en las escalas.- Nada más.-
Cualesquiera
fueren las justificaciones, lo cierto es que Macri no ha cumplido con un compromiso explícito y concreto de campaña, tampoco parece tener
intenciones de hacerlo en el futuro.- Los trabajadores y pasivos seguirán
pagando religiosamente ganancias, como el diablo manda.-
¿No
conocía el entonces candidato los efectos de su compromiso supresor de 2015, y
recién ahora se desayuna del desfinanciamiento que ello podría causar?; ¿no
pensó en otros impuestos a sectores poderosos para compensar la pérdida? ¿o fue
una mentira total, una promesa electoralista que pensaba no cumplir?
Sin
ninguna explicación plausible a la
vista, ni siquiera a modo de justificación,
es evidente que Macri le ha
mentido a la sociedad, ha roto el compromiso moral –y también legal- entre
el candidato y los electores, ese pacto de caballeros que antes se sellaba
apenas con un apretón de manos y que ahora no sirve siquiera con un video
explícito.-
El
poco valor que tienen en la Argentina las promesas electorales, determinan el
grado de deterioro moral del sistema político y de sus protagonistas
¿Cuántos
votos habrá obtenido Cambiemos con la promesa incumplida del Presidente? Por
vía del realismo mágico, la cuenta podría dar una suma que posibilite que
Scioli sea Presidente, aunque esto último apenas signifique una salida de humor
negro para esta situación lamentable.-
Somos
plenamente conscientes que la herencia recibida es pesada, pero también que el sistema democrático debe necesariamente
sustentarse en la verdad, en la cruda realidad, aunque duela y aunque se
crea que espante votos exponerla por parte de los candidatos.- De otro modo,
todo es una farsa, un juego de fulleros, en el que el único perjudicado es el
ciudadano de a pie.-