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domingo, 11 de diciembre de 2016

PRESA O LIBRE

MILAGRO SALA
 “¿Qué es la moral en algún tiempo o lugar indeterminado? Es lo que acepta la mayoría, entonces y allí. Y lo inmoral es lo que no les gusta”
(Alfred North Witehead, filósofo inglés, 1941)
                               La búsqueda de una respuesta al gran dilema de los tiempos de confrontación social y política comienza por considerar si son las mayorías circunstanciales las que establecen la moral y la justicia.- Parafraseando al filósofo inglés, ¿son ellas las que determinan la divisoria entre lo moral y lo inmoral, conforme el gusto del momento?
                               Rotundamente no.- Una comunidad sometida al viento cambiante de las pretensiones mayoritarias, sin dudas es abono seguro para el florecimiento del autoritarismo, la arbitrariedad, la injusticia, el canibalismo político.-
                               Un país serio, una sociedad tolerante, hombres justos, son los condimentos indispensables para una vida civilizada.- La seriedad de un país está dada por la existencia de un orden jurídico justo y humano, la conciencia cierta del respeto a las normas cómo única manera de convivencia, la comprensión más cabal del pasaje bíblico  que manda “no hacer a otro lo que no quisieran que te hagan a ti”.-
                               La ya famosa grieta social y política, consecuencia de un tiempo en que desde el poder se abonó la visión confrontativa, ha terminado por convertirnos a los argentinos en rudimentarios zapadores de trincheras en lugar  de pacientes constructores de puentes.- Y eso subsiste, puede verse en cada comportamiento, en cada opinión, en cada instancia pública.-
Los países deben regirse por normas unívocas, los pactos internacionales, como único modo de una convivencia pacífica y civilizada
                               Desde aquella sentencia de Juan Perón, “para los enemigos ni justicia”, hasta el actual deseo colectivo de cárcel sin condena,  la sociedad va dejando jirones de comportamiento civilizado, para dar rienda suelta a sus instintos más primitivos.- No importan las normas ni los procedimientos, queremos “justicia ya”, o lo que sea que pensemos que es la justicia.-