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domingo, 12 de agosto de 2018

LA CLEPTOIZQUIERDA LATINOAMERICANA


EL AZOTE DE LOS PUEBLOS
 “A cuál es más culpar, la que peca por la paga o la que paga por pecar”
Sor Juana Inés de la Cruz
                               El nuevo escándalo de la corrupción kirchnerista, el de los cuadernos, ha traído a escena un tema recurrente.
                                Independientemente de que son tan delincuentes los funcionarios que reciben la coima como los empresarios que la pagan, ¿quién construye el edificio de la corrupción en la obra pública? ¿A quiénes cargar la mayor culpa?
                               Creo más bien que, en este caso, no se aplica el concepto de Sor Juana Inés de la Cruz. La prostituta tiene el eximente de su necesidad vital, no es lo mismo que el funcionario que se llena los bolsillos con dinero ajeno y el empresario que corrompe por lucro.
                               Pero, entendámonos bien, el dinero del soborno no es del empresario corruptor, es del erario público, es plata de todos, sale de los fondos públicos sustraído a través de los sobreprecios.
Argentina, Brasil y Venezuela son tres países en los que la “nueva izquierda” en función de gobierno saqueó las arcas públicas
                               El periodista argentino Andrés Oppenheimer, en artículo publicado en el Diario New Herald, que denomina “Una receta contra la corrupción”, de fecha 6 de junio de 2015, a propósito de este tema, recuerda el viejo chiste sobre la corrupción en América Latina.

domingo, 5 de agosto de 2018

QUE NO LA SAQUEN "BARATTA"


BOLSOS Y CUADERNOS, LOS SÍMBOLOS KIRCHNERISTAS
 “No es lo mismo robarle al estado que robarse el estado. El que le roba al estado lo daña y lo corrompe. Pero el que se roba el estado, lo destruye”
Arnaldo Pérez Guerra, “El ciudadano”, marzo 2012
                                    Lopecito debe estar viviendo estos últimos sucesos como una revancha. Hasta la propia Cristina lo condenó públicamente hace dos   años. Hoy confía que sean varios los bolseros y beneficiarios, ella incluida, los que le hagan compañía en su celda.
                               Faltaba una pieza en el rompecabezas. Con la investigación del Juez Claudio Bonadío y el fiscal Carlos Stornelli se encontró lo que podríamos denominar “el eslabón perdido”.
                               Con el título de “Los cascos de la corrupción”, en junio de 2016 escribí en estas mismas páginas lo que sigue:
                               “El dinero que el Ing. López tenía en su poder, alguien se lo dio. Y no fui yo”, dijo @CFKArgentina.
                               “Bajo una capa de hipocresía tan gruesa como su maquillaje, se oculta una gran verdad en los dichos de Cristina Kirchner del 16 de junio ppdo., luego del escándalo producido por los bolsos atiborrados de dólares, euros y relojes, arrojados por los muros de un convento por quién fuera su Secretario de Obras Públicas, José López.
                               “Es cierto, ella no le dio   dinero de su peculio privado de abogada exitosa para llenar los bolsos, eso es casi una verdad de Perogrullo. De acuerdo a las investigaciones en trámite, esos montos fabulosos provienen de la comisión de delitos en perjuicio del erario público, del que Cristina, como presidenta, era la máxima responsable.
                               “No es lo único que escribió Cristina en su muro de facebook ese día: “Que nadie se haga el distraído. Ni empresarios, ni jueces, ni periodistas, ni dirigentes. Cuando alguien recibe dinero en la función pública es porque otro se lo dio desde la parte privada. Esa es una de las matrices estructurales de la corrupción a lo largo y a lo ancho de nuestra historia y de la universal”. Lo que se dice: una cátedra de hipocresía al más alto nivel.

domingo, 9 de abril de 2017

GANAR LA CALLE

FUERZAS EN PUGNA
"La situación se politiza cuando la reinvindicación puntual empieza a funcionar como una condensación metafórica de una oposición global" (Slavoj Zizek, escritor esloveno)

                               Ganar la calle ha sido siempre el paradigma de la política  Argentina, mucho más valorado que en otros países.- La calle fue ganada por una multitud en 1945, estableciendo una fecha de culto para el peronismo, también lo fue para la gesta de Malvinas, o para derrocar a un gobierno democrático como en  2001, o para los reclamos del campo en 2007, o para los cacerolazos en el último lustro,  o para impedir la circulación ciudadana a través de los piquetes de los últimos quince años.-
                               Si la calle se pierde, se fracasa en la pulseada política, ese es el concepto.- El kirchnerismo perdió la calle en el último período de su gobierno, quedó cercado por los multitudinarios cacerolazos.- El macrismo, si es que alguna vez la tuvo o pretendió tenerla, pareció sentirse acorralado con las últimas marchas y actos públicos, cómo si los helicópteros de telgopor lo amenazaran seriamente en su estabilidad.-
                               Encerrado en sus preconceptos políticos, nunca fue del gusto de Cambiemos salir a disputar la calle.- Ni  los radicales como Sanz, ni  la verborrágica Carrió, menos aún  los dirigentes del PRO, se mostraron entusiasmados con la convocatoria cibernética, más por miedo al fracaso que por convicción metodológica.- Los funcionarios del gobierno se llamaron a silencio antes de la marcha, en actitud impropia con la fortaleza que debían demostrar.-
La disputa política en 2017 se adelantó en un escenario impensado: la calle
                               Pero la gente misma, sin la ayuda de ningún aparato político, sin transporte, sin alimentos, sin figuras convocantes, sin organización de respaldo, con la sola portación de sus propias convicciones, a cara lavada salió disputarle la calle al populismo, a los aparatos, a los dirigentes sindicales, a los piqueteros, a los centenares de colectivos, al reparto de alimentos, a las capuchas y a los palos.-
                               Durante el #1A, la multitud en la Plaza de Mayo y alrededores y en muchas otras plazas del país,  fue el producto espontáneo más genuino que puede dar la participación popular, porque no necesitó ni de “los dirigentes a la cabeza” ni de “la cabeza de los dirigentes”, para generar una movilización conmovedora en defensa de algo tan simple como importante: las instituciones democráticas.-

domingo, 19 de febrero de 2017

LA CORRUPCIÓN CULPOSA

CORREO ARGENTINO
 “Ni una hoja se torna amarilla sin el silente conocimiento del árbol todo, tampoco el malvado puede hacer el mal sin la oculta voluntad de todos vosotros”
(Khalil Gibrán)
                               El acuerdo económico en trámite ante la justicia,  entre el Estado Nacional y la concursada empresa del grupo Macri, por la reestatización del Correo Argentino, ha resultado un nuevo disparador del debate acerca de la corrupción en la Argentina.-
                               Las privatizaciones de los noventa y  los “commodities” en los primeros lustros del siglo XXI, sirvieron para engordar unas arcas fiscales que fertilizaron las tentaciones de los que manejan el poder.-
                               Por esos tiempos,  la corrupción estuvo más presente que nunca, ante una sociedad que jamás  alcanzó a definir un calibre ético uniforme para los que malversan el dinero público.-
                               Un comportamiento social errático fue la respuesta ante los distintos sucesos disvaliosos.- Si la economía va bien, somos tolerantes con la corrupción pública.- Por lo contrario, si nuestros bolsillos están flacos, condenamos a la primer sospecha.-
                               También nuestros posicionamientos políticos condicionan nuestro juicio moral.- Si los acusados son del palo, ni las “in fraganti” valijas repletas de dinero servirán para convencernos del delito, o, lo que es peor, para que nos importe aunque así fuera.-
La sociedad jamás  alcanzó a definir un calibre ético uniforme para los que malversan el dinero público
                               De allí que la ética de los gobernantes y funcionarios es la misma ética de la sociedad: ambivalente, bifronte, autorreferencial.-
                               Las cicatrices que en la moral de la república dejaron los obscuros procesos de privatización de los noventa,  quedaron eclipsados en su envergadura con aquello que vendría después, y que un periodista diera en llamar el “ladriprogresismo”.-