FUERZAS EN PUGNA
"La situación se politiza cuando la reinvindicación puntual empieza a funcionar como una condensación metafórica de una oposición global" (Slavoj Zizek, escritor esloveno)
Ganar la calle ha sido siempre el
paradigma de la política Argentina,
mucho más valorado que en otros países.- La calle fue ganada por una multitud
en 1945, estableciendo una fecha de culto para el peronismo, también lo fue
para la gesta de Malvinas, o para derrocar a un gobierno democrático como en 2001, o para los reclamos del campo en 2007, o
para los cacerolazos en el último lustro,
o para impedir la circulación ciudadana a través de los piquetes de los
últimos quince años.-
Si
la calle se pierde, se fracasa en la pulseada política, ese es el concepto.- El
kirchnerismo perdió la calle en el
último período de su gobierno, quedó cercado por los multitudinarios
cacerolazos.- El macrismo, si es que
alguna vez la tuvo o pretendió tenerla, pareció sentirse acorralado con las
últimas marchas y actos públicos, cómo si los helicópteros de telgopor lo
amenazaran seriamente en su estabilidad.-
Encerrado
en sus preconceptos políticos, nunca fue del gusto de Cambiemos salir a disputar la calle.- Ni los radicales como Sanz, ni la verborrágica Carrió, menos aún los dirigentes del PRO, se mostraron entusiasmados
con la convocatoria cibernética, más por miedo al fracaso que por convicción
metodológica.- Los funcionarios del gobierno se llamaron a silencio antes de la
marcha, en actitud impropia con la fortaleza que debían demostrar.-
La
disputa política en 2017 se adelantó en un escenario impensado: la calle
Pero
la gente misma, sin la ayuda de ningún aparato político, sin transporte, sin
alimentos, sin figuras convocantes, sin organización de respaldo, con la sola
portación de sus propias convicciones,
a cara lavada salió disputarle la calle al populismo, a los aparatos, a los
dirigentes sindicales, a los piqueteros, a los centenares de colectivos, al
reparto de alimentos, a las capuchas y a los palos.-
Durante
el #1A, la multitud en la Plaza de
Mayo y alrededores y en muchas otras plazas del país, fue el producto espontáneo más genuino que
puede dar la participación popular, porque no necesitó ni de “los dirigentes a
la cabeza” ni de “la cabeza de los dirigentes”, para generar una movilización
conmovedora en defensa de algo tan simple como importante: las instituciones democráticas.-
Moralmente, la movilización del 1° de
abril se impuso por goleada a las concentraciones y marchas de piqueteros y
gremialistas, por su generosa espontaneidad, o al paro general del jueves
ayudado por los cortes de ruta y la falta de transporte.- Sin motivación
económica, partidaria ni subalterna, tan sólo las convicciones, nada menos.-
Si
algo ha quedado claro con la concentración del #1A, es que no hay boleto de
regreso al autoritarismo y a la corrupción
Desde
el punto de vista práctico, en cambio, así como sucedió en todo lugar del mundo
dónde se produjeron este tipo de concentraciones
espontáneas, la falta de un liderazgo visible, de una organización de
sustento y de objetivos concretos, no permite mensurar resultados ni generar
efectos duraderos.-
Del otro lado, están las marchas casi “profesionalizadas” de gremialistas, piqueteros,
kirchneristas y afines, que saben muy bien la razón de sus movilizaciones.-
Su motivación central aparece legítima, la defensa
del salario de los trabajadores, desmoronado por la inflación.- Pero es
indisimulable que también pelean por el
poder (al que consideran propio), por el dinero que el manejo de los movimientos gremiales y piqueteros
generan, por imponer políticas de
gobierno sin haber pasado por las urnas, y sobre todo por volver atrás, a esa Argentina de los tres primeros lustros del
siglo a la que las urnas en 2015 le
cerraron el paso.-
La
disputa política en 2017 se adelantó en un escenario
impensado: la calle.- los piqueteros, el kirchnerismo y la izquierda, nunca
imaginaron que los ciudadanos comunes, sin dirigentes, sin estructura y de
manera pacífica, le coparan la parada de manera contundente en el terreno en
que siempre se han sentido propietarios.-
Hay
dos Argentinas: la del país corporativo que combate por no morir y la del país
democrático que no termina de nacer
Se
configuró, en toda su dimensión, la lucha entre las dos Argentinas, una que combate por no morir y otra que no termina
de nacer.-
El país
viejo no abandona las viejas
prácticas, sus representantes más conspicuos se sienten con derecho para hablar
en nombre del “pueblo”, ese mismo pueblo que les ha dado la espalda en
elecciones democráticas.- Y, lo que es más lamentable, no trepidan en la
utilización de la violencia (verbal por ahora), exponiendo públicamente
sus actitudes golpistas.-
Del
otro lado hay un país que desea emerger,
que también lucha por un futuro de trabajo, sueldos dignos, libertad,
educación, pero que no quiere la vuelta atrás, no quiere boleto de regreso al
autoritarismo, a la violencia, a la corrupción, no desea que su destino
inexorable sea lo que es hoy Venezuela o la Provincia de Santa Cruz.-
Hay
dos Argentinas: la del país corporativo que combate por no morir y la del país
democrático que no termina de nacer
Hay
que decir que la dirigencia políticas en general, tanto la oposición como el
oficialismo, subestimaron a la mayoría
del pueblo argentino, no mensuraron debidamente su capacidad de reacción y su
compromiso con el sistema democrático.-
Hace
más de setenta años la sociedad padece de la enfermedad del populismo, con sus momentos de mejora y de
agravamiento, con sus etapas de remisión y con períodos de ventana que
pareciera que ha sido expulsada del cuerpo.-
Sin
embargo, es evidente que no tenemos médicos lo suficientemente buenos para
erradicarla definitivamente, aunque de mortal ha pasado a ser crónica.-
La
calle, que algunas veces no es buena consejera y otras sí, le ha dejado en estos días claros
mensajes a todas las partes.- Al gremialismo politizado y golpista, que no
tienen el derecho de hablar en nombre de todos los trabajadores y que hay una
clara diferencia entre la protesta
legítima y la protesta política.-
La
cuestión central es romper la tendencia de gobiernos no peronistas que no
terminan su mandato en razón del asedio ideológico
Al
gobierno, a los políticos oficialistas, a los funcionarios, “personas
de poca fe”, les ha dicho que deben lograr mayor eficiencia en la gestión
de gobierno y más energía a la hora de la defensa de las instituciones
democráticas.-
El
movimiento obrero ha sido en su historia el elemento dinamizador de la economía
y de la solidaridad social.- Pero es más que evidente que sus sempiternos dirigentes están aferrados
al madero de la vieja Argentina, ésa que les permite mantener sus prebendas y
una persistencia en el tiempo que no la tiene ningún político.-
Ahí
está la clave de la movilización, en el “alma mater” de un país que está alumbrando,
con nuevas metodologías, con dirigencia renovada, con paradigmas de cambio, con
compromisos diferentes.-
Jamás hay que renunciar a la lucha por
sueldos dignos, educación de calidad, vivienda, trabajo, aunque no son los
hipócritas del pasado cercano los que deban encabezarla.- Pero si la lucha
tiene motivación política, como todo paro general, no existe posibilidad de
discutir soluciones, porque el verdadero objetivo es otro.-
Si
el gobierno de Macri no tiene la enjundia suficiente para defender el futuro,
seguramente la gente común le
servirá de soporte para ir en el camino correcto.-
Jorge Eduardo Simonetti
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