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domingo, 9 de abril de 2017

GANAR LA CALLE

FUERZAS EN PUGNA
"La situación se politiza cuando la reinvindicación puntual empieza a funcionar como una condensación metafórica de una oposición global" (Slavoj Zizek, escritor esloveno)

                               Ganar la calle ha sido siempre el paradigma de la política  Argentina, mucho más valorado que en otros países.- La calle fue ganada por una multitud en 1945, estableciendo una fecha de culto para el peronismo, también lo fue para la gesta de Malvinas, o para derrocar a un gobierno democrático como en  2001, o para los reclamos del campo en 2007, o para los cacerolazos en el último lustro,  o para impedir la circulación ciudadana a través de los piquetes de los últimos quince años.-
                               Si la calle se pierde, se fracasa en la pulseada política, ese es el concepto.- El kirchnerismo perdió la calle en el último período de su gobierno, quedó cercado por los multitudinarios cacerolazos.- El macrismo, si es que alguna vez la tuvo o pretendió tenerla, pareció sentirse acorralado con las últimas marchas y actos públicos, cómo si los helicópteros de telgopor lo amenazaran seriamente en su estabilidad.-
                               Encerrado en sus preconceptos políticos, nunca fue del gusto de Cambiemos salir a disputar la calle.- Ni  los radicales como Sanz, ni  la verborrágica Carrió, menos aún  los dirigentes del PRO, se mostraron entusiasmados con la convocatoria cibernética, más por miedo al fracaso que por convicción metodológica.- Los funcionarios del gobierno se llamaron a silencio antes de la marcha, en actitud impropia con la fortaleza que debían demostrar.-
La disputa política en 2017 se adelantó en un escenario impensado: la calle
                               Pero la gente misma, sin la ayuda de ningún aparato político, sin transporte, sin alimentos, sin figuras convocantes, sin organización de respaldo, con la sola portación de sus propias convicciones, a cara lavada salió disputarle la calle al populismo, a los aparatos, a los dirigentes sindicales, a los piqueteros, a los centenares de colectivos, al reparto de alimentos, a las capuchas y a los palos.-
                               Durante el #1A, la multitud en la Plaza de Mayo y alrededores y en muchas otras plazas del país,  fue el producto espontáneo más genuino que puede dar la participación popular, porque no necesitó ni de “los dirigentes a la cabeza” ni de “la cabeza de los dirigentes”, para generar una movilización conmovedora en defensa de algo tan simple como importante: las instituciones democráticas.-