BOLSOS Y CUADERNOS, LOS SÍMBOLOS
KIRCHNERISTAS
“No es lo mismo
robarle al estado que robarse el estado. El que le roba al estado lo daña y lo
corrompe. Pero el que se roba el estado, lo destruye”
Arnaldo Pérez Guerra,
“El ciudadano”, marzo 2012
Lopecito debe estar viviendo estos últimos
sucesos como una revancha. Hasta la propia Cristina lo condenó públicamente
hace dos años. Hoy confía que sean
varios los bolseros y beneficiarios, ella incluida, los que le hagan compañía
en su celda.
Faltaba
una pieza en el rompecabezas. Con la investigación del Juez Claudio Bonadío y
el fiscal Carlos Stornelli se encontró lo que podríamos denominar “el eslabón perdido”.
Con el título de “Los cascos de la
corrupción”, en junio de 2016 escribí en estas mismas páginas lo que sigue:
“El
dinero que el Ing. López tenía en su poder, alguien se lo dio. Y no fui yo”, dijo @CFKArgentina.
“Bajo
una capa de hipocresía tan gruesa como su maquillaje, se oculta una gran verdad
en los dichos de Cristina Kirchner del 16 de junio ppdo., luego del escándalo
producido por los bolsos atiborrados de dólares, euros y relojes, arrojados por
los muros de un convento por quién fuera su Secretario de Obras Públicas, José
López.
“Es
cierto, ella no le dio dinero de su
peculio privado de abogada exitosa para llenar los bolsos, eso es casi una
verdad de Perogrullo. De acuerdo a las investigaciones en trámite, esos montos fabulosos
provienen de la comisión de delitos en perjuicio del erario público, del que
Cristina, como presidenta, era la máxima responsable.
“No
es lo único que escribió Cristina en su muro de facebook ese día: “Que nadie se haga el distraído. Ni empresarios,
ni jueces, ni periodistas, ni dirigentes. Cuando alguien recibe dinero en la
función pública es porque otro se lo dio desde la parte privada. Esa es una de
las matrices estructurales de la corrupción a lo largo y a lo ancho de nuestra
historia y de la universal”. Lo que se dice: una cátedra de hipocresía al
más alto nivel.