DIOS, LA CREACIÓN, LOS
POLÍTICOS Y PANCHO
"1. En el principio creó Dios los cielos y la tierra. 26. Y dijo Dios: hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza"
La Biblia, Antiguo Testamento, “Génesis
1”
Dios fue el autor de la creación,
según la Biblia, lo hizo en seis días y al séptimo descansó.- Lo suyo no fue
improvisado, fue parte de un plan.-
Una vez creados el hombre y la mujer, le dio a
cada humano una función que cumplir.- El carpintero iba a hacer muebles, el
plomero arreglar canillas.-
Cuando le tocó a los políticos, les
dio la misión de velar por el interés general en la tierra y administrar los
bienes comunes.- Los dividió en dos: oficialistas y opositores. A los
oficialistas los hizo prudentes para administrar el dinero público y a
los opositores controladores y vigilantes.
Pero no todo fue perfecto, al darles
el libre albedrío Adán y Eva comieron la fruta prohibida y a partir de allí el
ser humano quedó sujeto a sus propias decisiones.
Y, en el transcurrir del tiempo, dios vio que en un lugar del mundo y en una
época, las cosas no funcionaban como las había previsto. Era la Argentina del
siglo XXI, a un extenso periodo de férrea disciplina política, en el que todo
el poder se unificó en una sola mano, que usaba y abusaba del poder, le siguió
un tiempo de disputa y dispersión del mando, en el que cada movimiento
gubernamental estaba precedido por una interminable serie de negociaciones.-
Dios no encontraba la manera de traer
paz y concordia en esa república.- Los políticos peleaban a brazo partido (a
boca suelta mejor dicho) por todos los temas importantes, salvo, claro está,
cuando los intereses eran comunes a ambos bandos, circunstancia que los
encontraba unidos como hermanos siameses.-
Los políticos son el producto de la sociedad de la que surgen
Unos, los del gobierno, ajustaban
hacia abajo, perjudicando a los mayores, sin cumplir las promesas de campaña
que los llevaron a ganar las elecciones. Los otros, proponiendo y votando
normas sin la más pálida prevención de su financiación y oponiéndose a
cuanta iniciativa viniera del gobierno.-
La lucha era descarnada y ni dios
podía convocarlos a un razonamiento común.- Pensó que la solución podría estar
en convertir a la oposición en oficialismo y viceversa.- Pronto advirtió que
allí no estaba, porque los comportamientos cambiarían en función de los nuevos
papeles y no desaparecería la puja.-
Pensó y pensó, hasta que creyó
encontrar el camino.- El asunto no era el cambio de las personas en sus
papeles, sino mantenerlos a cada uno en su rol, pero intercambiando cerebros.-
A los opositores les colocaría el
cerebro de oficialistas y a los oficialistas cerebro de opositores.- Los
opositores seguirían siendo opositores pero con razonamiento oficialista y los oficialistas
continuarían como tales pero con mentalidad opositora.- ¿Qué ganaría con ello?
Que los oficialistas gobiernen pensando como opositores y los opositores hagan
oposición como si estuvieran en el gobierno.-
Así lo hizo, y de la noche a la mañana
Macri amaneció con el cerebro de Cristina y Lilita con el de Massa.- Así y
todo, cambiaron de cerebro pero no de comportamiento.- Macri seguía razonando
como Macri y Cristina como Cristina.-
¿Será posible que ni siendo Dios puedo
arreglar los comportamientos políticos? se preguntó el creador.- Y fue en ese
momento que advirtió lo que pudo haber pasado.-
Estaba tan concentrado en los detalles
de la creación, que no vio al diablo saliendo del sector dónde acababa de crear
a los políticos y allí seguramente Lucifer metió la cola.- Investigando pudo
concluir que el diablo, antes de ser echado, dejó una marca en el cerebro de
todos los políticos.- Los hizo oportunistas, demagogos, incumplidores de su
palabra, afectos a apropiarse de los bienes comunes, mentirosos, pero sobre todas las cosas los hizo
incorregibles.-
Hubo un político que llegó a
presidente prometiendo eliminar el impuesto a las ganancias a los asalariados y
jubilados.- Cuando ganó con muchos votos de asalariados y jubilados, se olvidó
de la promesa, y lo peor de todo fue que nos quiso disuadir que no dijo lo que
dijo en campaña.-
Hubo otra que permaneció muchos años
en el poder, amasando durante ese tiempo, una fortuna verdaderamente
importante.- Nos quiso convencer que sus cuantiosos bienes fueron producto de
su trabajo como abogada exitosa, cosa que nadie creyó, aunque algunos pocos,
sus adláteres, simularon creerle a través de aplausos y sonrisas desde el
auditorio.- La justicia parece que no estuvo entre éstos últimos.-
Un tercero, quiso aparentar que no
estuvo, pero sí estuvo.-
Los políticos forman parte de una élite social que ha construido
un patrón de comportamiento propio y con intereses confluyentes distintos al
resto
Los jueces pasaron de la siesta
provinciana a la velocidad de la fórmula uno; los legisladores, de la
obediencia debida a la negociación espúrea.- Los gobernadores, del auditorio de
aplaudidores a defensores férreos del federalismo.-
Fue la primera vez que se lo vio a
Dios desorientado.- Pero era Dios, y todos confiaban en que encontraría la
fórmula.-
De pronto, haciendo chasquear sus
dedos, dijo “lo tengo”.- La solución nunca puede estar en los políticos, ellos seguirían
siendo lo mismo, porque son incorregibles.-
La
solución estaba en las personas comunes, los ciudadanos de a pié, que se
encargarían de influir con su opinión y su voto sobre los políticos. Pondrían
prudencia donde había enfrentamiento, repudiarían al corrupto y premiarían al
honesto, obligarían a la clase política a manejarse con la verdad, pondrían
justicia donde no la había, verdad dónde la mentira reinaba, equilibrio dónde
el enfrentamiento hacía de las suyas.-
Una vez más, el creador se vio
decepcionado, aunque esta vez la decepción era mayúscula.- Su pueblo, el pueblo
de Dios, se comportaba del mismo modo que los políticos.- Enfrentamientos,
insultos, descalificaciones, eran materia común de todos los días.- A nadie le
importaba la verdad ni la razón, si estaba de nuestro lado lo apoyábamos aunque
fuera mentiroso y ladrón; si estaba del lado contrario, lo teníamos como
encarnación de la maldad.-
Los enfrentamientos irracionales, la
confrontación permanente, las descalificaciones sin sustento, ya no eran
patrimonio exclusivo de los sectores políticos sino de los propios ciudadanos,
lo que se dio en llamar “la grieta”.-
Totalmente desanimado, Dios decidió
hacer un último intento para salvar a ese país sin ley y sin paz.- Designó como
su representante en la tierra a un connacional de los del país en caos, lo
invistió de plena autoridad y le encargó la tarea de llevar paz y limar
asperezas.-
El representante de Dios en la tierra, encuentra en pago propio
más dificultades para cumplir su misión, que en el resto del mundo.- Es más, la
propia Latinoamérica le es esquiva
Para ello buscó a Pancho.- Ese hombre
grueso y casi octogenario, que había vivido toda su vida en el país en
conflicto, sería el mediador y el sanador.-
En un principio, a Pancho no le gustó
mucho el encargo, porque nadie es profeta en su tierra, pero no podía declinar
tamaño ofrecimiento.- Tenía sus simpatías, es cierto, aunque las intentaría
ocultar todo lo posible.-
Desde fuera del país, comenzó Pancho
hablando y hablando, pero pronto se pudo advertirse que no hacía lo que
pregonaba.- Era más afecto a las palabras que a los hechos.-
Primero se quiso congraciar con un
sector, recibiendo en su trono a sus representantes, pero se ganó la inquina del otro.- Luego
quiso quedar bien con los dos, y fue peor, porque comenzó a perder
credibilidad.-
Entonces Pancho recurrió al recurso
que mejor maneja.- Llamó al diablo, le dijo lo que quería oir y negoció una
tregua.- Pero como a Dios nada se le escapa, pasó lo que tenía que pasar.- Se
enteró Dios y reprendió duramente a su representante, diciéndole: “Pancho, no se puede quedar bien con Dios y
con el Diablo”.-
Cansado Pancho, y viendo su misión
como imposible, subió a su avión, pasó por encima de su propio país a diez mil
metros de altura, y mandó un telegrama con un saludo de compromiso.-
Abajo, la pelea continuaba.-
Jorge Eduardo Simonetti
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