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domingo, 14 de enero de 2018

EL INOXIDABLE Y EXTORSIONADOR SINDICALISMO

PERPETUIDAD Y CORRUPCIÓN GREMIAL

“De la Rúa y Alfonsín atacaron a los sindicatos y no terminaron su mandato”
Luis Barrionuevo, gastronómico, 37 años a cargo del Sindicato

                               En la conducción de las entidades con representatividad social, la perpetuidad y la corrupción tienen un maridaje casi infalible.-
                               Los focos de la democracia siempre estuvieron casi exclusivamente dirigidos a iluminar el ámbito de actuación de la política.- Ni aún con ello, se pudieron evitar los niveles casi increíbles de corrupción institucional.-
                               Hasta la administración Kirchner, la modalidad más característica de los funcionarios públicos fue aquella que los convertía en sujetos pasivos del delito de cohecho, es decir la recepción de sobornos a cambio de favores a contratistas del estado.- Es lo que principalmente ocurrió en el proceso de privatizaciones de la Presidencia de Carlos Menem, y en la interminable saga de  la empresa brasileña Odebrecht, que “coimeó” a casi todos los gobiernos del continente.-
                               Con Néstor Kirchner primero, con su viuda después, se sumó el formato santacruceño, la corrupción  se volvió “empresarial”, es decir los gobernantes se pusieron de ambos lados del mostrador,  oficiando de  empresarios de ellos mismos para sustraer, desviar, lavar, fondos públicos.-
                               Pero mientras la política monopolizaba la atención de la sociedad, otros sectores de poder, que tenían el manejo y la representatividad de terceros, fueron evolucionando de manera solapada entre los pliegues sociales, convirtiéndose en verdaderas asociaciones ilícitas,  sátrapas del dinero ajeno, del poder sin límites, del sillón sin tiempo.-
                               Me estoy refiriendo al sindicalismo argentino.- La eternización en sus cargos, el enriquecimiento personal de los dirigentes, la confusión entre sindicalismo y actividad empresarial y política, la metodología del “apriete”, las elecciones “truchas” con juntas electorales adictas, conforman un panorama de una dirigencia fascista, corrupta y antidemocrática, que ha sabido eludir las exigencias de democratización de un pueblo todavía inmaduro.-
Los gremialistas argentinos son inmunes al virus democrático.- Su mandato en el poder sindical se mide por décadas
                               Una sociedad no se vuelve democrática porque sus instituciones políticas se elijan periódicamente.- Es democrática cuándo tiene cultura democrática, y cuando todas sus instituciones intermedias, políticas, sindicales, educativas, religiosas,  se manejan de tal manera.-