“Gran parte de la
participación en sistemas políticos democráticos y competitivos contiene
algunos elementos de presión y manipulación”
Adalberto Agozino – “Violencia
política en el siglo XXI
En
los sucesos que culminaron con la sanción de la ley de reforma previsional, me surgieron dos preguntas: la primera,
¿cuánto de legitimidad tiene el ajuste a los jubilados?; la segunda, ¿cuánto de
motivación previsional tienen las protestas violentas?
Diseccionar
los componentes de las movilizaciones
callejeras, tiene que ver con aquello que Erich Fromm dio en llamar “la
anatomía de la destructividad humana”, que se da con particulares
características en esa simbiosis ancestral entre la política y la violencia.-
En
el caso particular de los sucesos de los últimos días, va de suyo que las hordas que arrasaron el centro porteño
con capuchas, piedras, palos, elementos
incendiarios y otros instrumentos de agresión, dan cuenta de una estudiada
organización e importante financiamiento.- Es la continuidad de un piqueterismo
que antes era oficialista y hoy es oposición, aunque siempre profesionalizado y
al servicio de los intereses convergentes de patrones políticos y dirigentes
del fútbol.-
En
este caso, el gobierno se la dejó servida.- Ajustar a los jubilados, y para colmo hacerlo a fines de año, no
podría ser otra cosa que un caldo de cultivo extraordinario para fertilizar las
semillas de violencia diseminadas en la sociedad.-
La
morfología de esta violencia callejera
no fue sólo por los pasivos.- Mucha gente se sintió perjudicada con la medida
oficialista y salió a protestar, pero la razón más poderosa es la misma que los
disturbios por Santiago Maldonado.- Es que tal como se presenta el panorama
judicial, la única posibilidad que
maneja el cristinismo de evitar la cárcel, es el caos, la anarquía y la
disolución democrática.-
La
lejanía del poder es directamente
proporcional a las propuestas impracticables y a la metodología violenta.- La
izquierda nunca gobernará en la Argentina, el kirchnerismo no lo hará nunca
más.- Son los dos sectores políticos que fogonearon la protesta.-
la
violencia no sólo está en la calle, sino también en los recintos de la
democracia, con diputados que pretendieron imponer su voluntad a través de los
gritos y las agresiones
La
violencia política tiene múltiples formas, desde el terrorismo, la guerrilla armada, pasando por los
piqueteros que cortan el paso, las piedras, los palos, los atentados, etc.-
Esta forma de violencia se practica puertas fuera de las instituciones.-
En
cambio, lo que llamo con el neologismo de “violentocracia”, es la que se lleva
puertas adentro, con el objeto de torcer, imponer o impedir que los poderes del
estado se pronuncien en un determinado sentido, es violencia “intrapoder”.-
La
protesta callejera es un clásico argentino.- Lo novedoso es la mecánica de los
insultos, las amenazas, los empujones en el recinto, para evitar que se
conforme la voluntad legislativa en un determinado tema.-
Esto
es lo que hicieron los Máximo Kirchner,
los Leopoldo Moreau, los Andrés Larroque (diputados, todos
ellos), que terminaron por lograr que el cuerpo legislativo no pudiera sesionar
el 14 ppdo.- Es decir, gobernaron con la violencia dentro del propio cuerpo al
que pertenecen.- Gravísimo y antidemocrático.-
Cuando
fueron gobierno, los muchachos kirchneristas no se anduvieron con vueltas,
impusieron el número sin debate.- Ahora que son minoría, quieren seguir
manejando la voluntad legislativa a fuerza de insultos y empujones.- De la “democracia”
a la “violentocracia”.-
Esta
es la contradicción principal en la Argentina del cuarto lustro del siglo XXI: democracia o violencia.- Apenas a un
mes y medio de perder la elección, la oposición optó por la violencia para
imponer su punto de vista.- Gracias a Dios, la mayoría del pueblo argentino
está inscripta en la opción opuesta.-
¿Quiere
decir ello que el gobierno actuó de manera legítima para la reforma
previsional? Legal sí, legítima no, según mi parecer.-
Hoy
hay dos debates principales en nuestro país.- El uno, si es posible la
convivencia democrática con tamaña dosis de violencia.- El segundo, si el reparto
de las cargas no se está inclinando peligrosamente hacia el sector más débil
Pasó
apenas una semana de las elecciones de octubre, cuando el Presidente Macri
anunció las reformas.- Ello significa que ya estaban decididas y se las ocultó
a los electores.- Esa es la estafa de la política, la falta de legitimidad de
las decisiones, la “capitis diminutio” del
ciudadano.- Mentir u ocultar
información trascendente previo al acto electoral, para después venirse con
medidas que debieron ser anunciadas en el tiempo previo.-
¿Qué
se iban a perder votos? Probablemente, pero tal vez se ganaba en confianza e
integridad.- Decir la verdad, nunca
puede ser malo, a la larga siempre se gana.-
Todavía
recuerdo las palabras de una candidata de Cambiemos en nuestra Provincia que,
con terminología paternalista, juró y perjuró proteger a “nuestros abuelos” (señora: somos abuelos de nuestros nietos, no de
políticos demagogos), para terminar votando el ajuste previsional con las dos
manos.-
Pero
para el gobierno no hubo ajuste sino mala comunicación.- Lo malo es el chiste.-
La gente entendió bien, un ajuste puro y
duro de las jubilaciones.-
Todavía
no se produjo el milagro matemático que convierta en verdadero el “teorema de Tonelli”, mediante el cual “perder dinero es ganar poder adquisitivo”,
o el “paralogismo de Dujovne”, “gastar en el sistema previsional 70 mil
millones de pesos menos por año es beneficiar a los jubilados”.-
Ahora
bien, ¿son los kirchneristas los señalados para “rasgarse las vestiduras”?.- Definitivamente no.- Son ellos los
principales responsables de haber desequilibrado el sistema jubilatorio en la
Argentina.-
Sacarle
70 mil millones anuales al sistema previsional, aquí y en la China se llama
ajuste.- De cualquier modo, los responsables de la crisis del sistema
previsional son los kirchneristas y sus primos massistas
Para
que un sistema jubilatorio funcione, deben haber de 3 a 4 trabajadores activos
por cada jubilado.- Hoy esa proporción en Argentina es de 1,7, merced a la “generosidad” kirchnerista, que de 3
millones de jubilados con aportes, aumentó la cifra a más de 6 millones,
mediante las jubilaciones sin aportes, sumando además a los que reciben AUH y
Asignaciones Familires, que hacen un total de quince millones de personas que dependen del dinero del Anses.-
La ex presidenta destrozó el sistema
jubilatorio.- Privatizó las AFJP para hacerse de una monstruosa caja
política.- Esa idea le valió la vicepresidencia a Boudou.- Vetó la ley del 82%
móvil, el 70% de los jubilados cobraron la mínima en su gobierno, nunca pagó
los juicios previsionales y regaló jubilaciones de manera irresponsable a costa
de la estabilidad del sistema.-
Hoy,
el 42% del déficit financiero del
sector público nacional, se debe al sistema previsional.- En ese marco, uno se
pregunta si el gobierno manejó con equidad la cuestión.- ¿No hubiera sido mejor un manejo diferente
del sistema impositivo, de manera que el peso del ajuste no caiga casi
exclusivamente en los jubilados (recordemos la baja de las retenciones y de
otros impuestos)?
Para
los que creemos que un estado debe equilibrar
la balanza, es indudable que la justicia social sale severamente dañada
como valor humanamente destacable.- Para los que se atienen a los principios liberales sin concesiones, las medidas son una manera de
comenzar a poner orden en el caos estatista.-
El
gobierno debe dejar de usar eufemismos
y reconocer que hizo un ajuste a los jubilados.- La oposición kirchnerista y
sus primos del massismo, deben dejar la hipocresía de lado y admitir que son
los causantes de un sistema que cruje por todos lados.-
Y
los jubilados, finalmente, aprestarse a recibir un cinto con tres agujeros más,
como regalo navideño de oficialistas y opositores.-
Jorge Eduardo Simonetti
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libre reproducción, a condición de citar su fuente
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