Querido compañero:
Aquí
en Buenos Aires es un día gris aunque esté despejado; la ventana me acerca un paisaje de hojas amarillas
cayéndose de los árboles.- Sabrás disculpar, no es que no sepa que es
primavera, es mi ánimo el que está
otoñal.-
Es
domingo, día de elecciones en Argentina,
la segunda vuelta para elegir Presidente.- No
sé si voy a ir a votar, lo haré si puedo levantarme de la cama y superar esta tristeza infinita que me invade de
sólo imaginar que en apenas diecinueve
días no estará Cristina al mando del Estado.- Pensar que parecía la única dueña del poder y que todos
nos quedaríamos a vivir en él para
siempre.-
Lo
que es peor, gane quien gane, en estas estas elecciones habrá perdido el
modelo, ése que supieron construir Néstor y Cristina y que creímos eterno, interminable, trascendente, único.- ¡Cómo vamos a extrañar el relato que
supimos imponer patrióticamente para felicidad de todos los argentinos y
argentinas!
Cómo
diría Víctor Hugo, ese filósofo del
micrófono que supimos adquirir: “Habrá
que tragarse el sapo, con una enorme melancolía” ¡Y sí, otra no nos queda!
No creo que podamos ejercitar la resistencia revolucionaria.- Los mullidos sillones del empleo público bien
rentado desde dónde hicimos la revolución, no da para eso, menos desde el
llano.- Apenas si nos queda el recurso de hacernos lo más chiquitos posible, a
ver si no se dan cuenta de nuestra presencia en los listados de los organismos
que copamos.-
Soy
pesimista, no creo que vaya a tener
tanta suerte de quedar prendido a la teta estatal.- Por ello te pido que vayas buscando un hotel para mí en la
cálida Caracas, tal vez me adelante y me vaya del país, a seguir gozando de
los frutos de la revolución bolivariana que en estas tierras supimos replicar
en parte.-
¡Ah!
si te es posible, consígueme lugar para unos cuántos, porque voy a marcharme con varios compañeros
que ya anunciaron su exilio voluntario, algunos
te resultarán conocidos, cómo Brancatelli,
ese periodista militante que no le hizo asco a los beneficios de la
obsecuencia, y Manuel Quieto, de la Mancha de Rolando, que supo alegrar los
escenarios nac&pop compartiendo micrófono con Amado Boudou.-
Lo
bueno de trasladarme a Venezuela, es que
voy a extrañar menos a la Argentina.-
Es cierto, no enrojeceré mis manos
aplaudiendo la cadena nacional de
cada semana con la que la compañera
Cristina denostaba a unos y a otros, pero me contentaré con las largas peroratas de Maduro, que seguro
me arrancará una sonrisa con algunos
de sus furcios.-
Será como estar en casa y, en algunos
aspectos, mejor que en casa.- No serán las familias argentinas buscando con
lupa los “precios cuidados” las que
atraerán mi atención, pero más excitante será observar las largas colas que los venezolanos realizan para conseguir un poco de
pan, un litro de leche o dos huevos,
previa presentación de su documento de identidad.- ¡Uds. sí que nos ganaron, compañero bolivariano!
Recordaré a Néstor, es cierto desde
lejos, pero el comandante Chávez es
un buen sustituto para ensalzarlo, ver su nombre en todas las calles, en todas
las plazas, en todos los edificios públicos, en todos lados.- Y soñar, soñar
que ya no será un pajarito sino dos,
juntos, ala con ala.-
En
esas cálidas tierras no se anduvieron
con “chicas”, ni con la justicia, ni con los opositores, ni con la prensa.-
Le juntaron la cabeza a todos los
“majunches”.-
A los jueces díscolos, directamente los
metieron presos.- Eso sí que es el modelo en su mejor expresión.-
Recordarás el caso de la jueza María
Lourdes Afiuni, presidenta del Tribunal de Control de Caracas, que por una
decisión en contra del gobierno, fue encarcelada por orden televisiva de
Chávez, que pidió su detención y treinta años de cárcel.-
A
nosotros nos faltó tiempo.- No pudimos,
como allá, encarcelar a los opositores.- ¡Cómo disfruté cuando iban derechito a la cárcel sin tantas vueltas,
ni debido proceso ni que ocho cuartos! Así recibieron su merecido el alcalde de Caracas (preso hace 9
meses sin proceso), el líder opositor
Leopoldo López, condenado a 14 años de prisión, Iván
Simonovis, Raúl Baduel y muchos otros.-
¡La forma con que arrasaron con la prensa
fue genial! Nosotros hicimos un gran pool de medios oficiales, y con la
pauta compramos muchos privados, pero no nos alcanzó, quedaron en pié los medios concentrados del Grupo Clarín.- En Venezuela, en cambio, ya no queda prensa independiente, hasta
Globovision fue cooptada.- ¡Abajo con el
concepto burgués y neoliberal de la libertad de expresión!
¡Sí
que los bolivarianos hacen muy bien las cosas¡ La inflación anual supera el 100%, nosotros apenas el 30%.- El dólar paralelo vale más de cien veces
que el oficial, el nuestro apenas un 60 % arriba.-
Scioli, más que campaña del miedo hizo campaña de la risa aquí en nuestro
país.- “Si perdemos, saco el ejército a
las calles”, dijo Maduro en referencia a las parlamentarias del 6 de
diciembre en Venezuela.- Eso sí que es
revolución: nos quedamos por las buenas o por las malas.-
Revisando
la historia, encuentro una explicación al mayor éxito de la revolución
venezolana.- Bolívar fue un libertador
que amó el poder por sobre todo, como nosotros; San Martín, en cambio, un
libertador que amó más que nada la libertad.- Allí está la diferencia, y el
secreto de Guayaquil.-
Ahora
mismo ya nos acusan injustamente de
haber vaciado el estado, cuando en realidad lo vamos a dejar lleno, lleno de
camporistas en todos los órganos públicos, salvo, claro está, el Banco
Central, el único lugar que quedará vacío…de
reservas.-
Me
pregunto si no les preocupa a los votantes el altísimo riesgo de un brusco
incremento de la tasa de desempleo cuando dejen a los compañeros y
compañeras fuera de los puestos públicos que supimos conseguir.- En estos
tiempos egoístas, ya no hay ninguna solidaridad con los que hicimos
la revolución desde los sillones públicos.- Por las dudas, por una cuestión
de continuidad revolucionaria, fíjate si no quedan algunos puestitos en el
estado bolivariano.-
Desde
ya rezaré que no les pase como a nosotros, que el imperialismo “pitiyanqui” no les haga perder la elección, porque
allí sí que no sabremos dónde carajo ir.- Ni
Cuba es ya la misma, tan ocupados que están en pactar con los
norteamericanos, y para colmo el compañero Ahmadineyad
no es ya el Presidente de Irán.-
Estoy buscando en
Once una camisa colorada, tengo que llegar con los colores bolivarianos.-
Pero prenderé orgulloso en el pecho, esos pines
de él y de ella que nos entregaron en los festejos del Bicentenario.-
Si
no te importa, para no extrañar demasiado tal
vez lleve como acompañantes a Amado y a Aníbal, también quizás a D’Elía
y a Hebe, supongo que habrá un lugarcito para ellos, fueron los símbolos del modelo, no los podemos
dejar tirados.-
¡Viva
la revolución, carajo!, gritaré cuando abandonemos la primera clase del avión de Aerolíneas Argentinas y comencemos a
descender en el aeropuerto de Caracas, aunque
el Che me mire mal desde el afiche.-
Me
despido compañero, ¡hasta la victoria,
siempre!
POST DATA: ¡Ah! por favor, que el hotel sea de cinco estrellas, como cuando íbamos en
delegación a Nueva York o a Seychelles.- Si hay pobreza, que no se note.-
Jorge
Eduardo Simonetti
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