Querido compañero:
Aquí
en Buenos Aires es un día gris aunque esté despejado; la ventana me acerca un paisaje de hojas amarillas
cayéndose de los árboles.- Sabrás disculpar, no es que no sepa que es
primavera, es mi ánimo el que está
otoñal.-
Es
domingo, día de elecciones en Argentina,
la segunda vuelta para elegir Presidente.- No
sé si voy a ir a votar, lo haré si puedo levantarme de la cama y superar esta tristeza infinita que me invade de
sólo imaginar que en apenas diecinueve
días no estará Cristina al mando del Estado.- Pensar que parecía la única dueña del poder y que todos
nos quedaríamos a vivir en él para
siempre.-
Lo
que es peor, gane quien gane, en estas estas elecciones habrá perdido el
modelo, ése que supieron construir Néstor y Cristina y que creímos eterno, interminable, trascendente, único.- ¡Cómo vamos a extrañar el relato que
supimos imponer patrióticamente para felicidad de todos los argentinos y
argentinas!
Cómo
diría Víctor Hugo, ese filósofo del
micrófono que supimos adquirir: “Habrá
que tragarse el sapo, con una enorme melancolía” ¡Y sí, otra no nos queda!