Junto
a un Amado Boudou con look bolivariano ( vestía joggin con los colores patrios)
y su mejor aplaudidor, Héctor Timerman, Cristina pronunció su discurso del 25
de mayo, ante una multitud que llenó la plaza y varias cuadras con su
presencia, rodeada de centenares de colectivos estacionados en los aledaños.-
No
fue un discurso más, fue su último del 25 de mayo como presidenta, pero su
núcleo es calcado de todos los pronunciados
por las repetitivas cadenas de los últimos tiempos.- Autoreferencialidad
extrema, maniqueísmo exacerbado, teatralización impecable.-
Sin
embargo, su contenido merece un análisis especial, porque asumo que se halla completando,
Cristina, los pocos casilleros que le
restan para cumplir con el manual del buen
totalitario.-