FORTALECIMIENTO O MUERTE.- Como
todo comportamiento humano, el
político en especial no está regulado por los rígidos cánones de las
ciencias duras.- Es, comparado con la naturaleza de las profesiones, una actividad de medios, no de resultados.-
Una correcta praxis indica que deberán emplearse los medios adecuados para
lograr el resultado que se desea, pero el éxito o la obtención del objetivo no es de un final garantizado.- Sí,
como en la aritmética, dos más dos es cuatro, en política también podría ser
tres o cinco o nada.-
En
el mismo sentido, diremos que también el análisis
político sufre de esa volatilidad
casi constante, a la par que las conclusiones tienden a inscribirse en el campo
de las relatividades.-
Con
esa prevención, nos proponemos pronosticar el futuro del kirchnerismo como movimiento político en la arena argentina.- La
tarea primordial está en proyectar su evolución en el cuarto lustro de este siglo (2015/2020), es decir si se debilita con tendencia a su
desaparición o se fortalece para
permanecer en el espectro de las fuerzas consolidadas.-
Debemos
considerar dos cuestiones previas, que surgen del plano fáctico: la primera es
que el kirchnerismo que hoy conocemos no
nació en el llano sino en el gobierno, y como tal, el ejercicio de la
política desde fuera de las estructuras estatales le es extraño, le resta probarse en las duras inclemencias de la
intemperie; la segunda, el dato electoral indica que, luego de doce años de
gobierno, el próximo mandatario
será Massa o Macri, que no
pertenecen al Frente para la Victoria, o Daniel Scioli, un hombre con
estilo muy alejado de los paladares negros del modelo.-
Con
esos datos esenciales de la realidad, se me ocurre interesante, para formarnos
un juicio prospectivo, tres ángulos de
abordaje: el ideológico, el del liderazgo y el de los cuadros militantes o
partidarios.-
Ideológicamente, se ha debatido
intensamente si el movimiento político que ha encabezado el matrimonio
santacruceño, es un fenómeno pragmático
y coyuntural, que apeló circunstancialmente a ideas que flotaban en el
ambiente, para construir una épica que los justificara en acción de gobierno y
aglutinara sectores afines a dichas ideas,
o si, por el contrario, es un proyecto de largo aliento, dotado de una
matriz ideológica de núcleo duro.-
No
ha abandonado su clivaje en el peronismo
del 45, con su nacionalismo
antiliberal y antinorteamericano, el
intervencionismo patrimonialista, su
hegemonismo populista y una metodología confrontativa.- Ancló sus novedades, en los derechos humanos, el rescate
de las minorías y la "democratización”
del poder, pero lo hizo de tal modo que malversó el verdadero alcance de
sus propias políticas.-
La setentización
de los derechos humanos y la cooptación
casi regimentada de algunas organizaciones y dirigentes (v.g. Madres de
Hebe de Bonafini, Hijos, etc.), le dieron un matiz que desnaturalizó su significado y
parcializó un probable efecto global en la sociedad.-
A
un primer paso de fortalecimiento
republicano, como la conformación de una Corte
Suprema prestigiosa e independiente, le siguieron pasos directamente
destinados a conformar un poder judicial
adicto y a terminar con todo vestigio de autonomía.- Ello y la consecución
de un Congreso “sale con fritas”,
conformó una concepción de democracia
monista, en la que el pluralismo fue
mala palabra.-
La
integración de las minorías tal vez
fue su logro más significativo por haber
constituido un triunfo en la “batalla cultural”, pero también fue ralentizado por la cooptación política de
la dirigencia de esos sectores, que privilegiaron el servilismo
gubernamental a la continuidad de sus reivindicaciones más caras.-
En
suma, con haber logrado una identidad política, no alcanza para ser superadora
del propio peronismo, y aquello que constituyeron sus particularidades ideológicas, fueron
parcializadas y desvalorizadas por su propia estrategia, no le alcanzan hoy para la
construcción de una identidad autonómica que le permita proyectarse en el
tiempo.-
Si
no es por la doctrina, el liderazgo es factor aglutinante y elemento inspirador
de sobrevivencia política.- Sin embargo, ello también le juega en contra.- Las
características del liderazgo de
Cristina, no son nada parecidas a las de su fallecido esposo.- Cristina es líder en el poder, en el olimpo de los que mandan, en la toma de decisiones del ejercicio gubernativo, pero no
ha expuesto condiciones de comandante en
el llano, su temperamento
principesco la muestran incómoda
cuando tiene que bajar a las arenas del
combate político, dónde hay que convencer antes que vencer.-
Los
cuadros políticos del kirchnerismo
son un caso aparte.- Alejándose de la
estrategia del peronismo tradicional, que construyó poder a partir de una fuerte alianza con el conjunto de los sindicatos, la propia Cristina se
encargó de neutralizar esa posibilidad, colocando a gran parte de las
organizaciones sindicales en la vereda de enfrente.- Con un Partido
Justicialista sin funcionamiento, constituyó la “elite” kirchnerista con organizaciones
sociales y de derechos humanos, jóvenes
de “La Cámpora”, izquierdistas con
poca inserción popular, gobernadores
e intendentes beneficiados por la lapicera, y un conjunto de funcionarios parasitarios del puesto
estatal.-
De
tal modo, sus cuadros políticos, casi en su totalidad, están “mercantilizados” con los beneficios
del reparto gubernamental.- Planes sociales, puestos en el estado, obras para
las provincias y municipios afines, empresarios que constituyen el capitalismo
de amigos del poder, integran el plantel
interesado que conforma la militancia
rentada.- Actores, piqueteros,
gobernadores, intendentes, jóvenes inexpertos, conforman una torre de babel, un gigante con pies de barro, cómo estructuras
políticas del kirchnerismo.- Mas que el liderazgo o la ideología, el elemento aglutinante son los recursos
estatales, que brillarán por su ausencia cuando se pierda el gobierno y la
lapicera cambie de mano.-
Otro
elemento jugará su papel en la construcción de liderazgos políticos para el
lustro que se avecina.- Se trata del ejercicio de la Presidencia de la Nación para los próximos cuatro años.- Cualesquiera de los candidatos, con el
manejo de la chequera como elemento importantísimo, tiene el camino expedito
para crecer políticamente y llegar a
ocupar parte o todo el espacio que hoy es patrimonio cristinista.- Ello
incluye a Scioli, que respondiendo a
Estela de Carloto días pasados, se encargó de bajar expectativas de futuro para
la vuelta del kirchnerismo, diciendo:
“no voy a ser un presidente de transición”.- Es que el gobernador
bonaerense, “un hombre de lealtades
sucesivas” al decir irónico del General Perón, bien puede optar esta vez
por “ser leal a sí mismo”, si es que
le toca gobernar.-
Lo
cierto y concreto es que el oficialismo del presente no ha construido una identidad política lo suficientemente autonómica para desprenderse
psicológica y fácticamente del su movimiento madre, el peronismo.- Quienes
integran sus cuadros, salvo aquellos
muy beneficiados con el modelo o que se saben sin cabida en el universo
político que se avecina, no se resistirán al cambio, como buenos peronistas, se adaptarán a los nuevos tiempos, a los
liderazgos renovados, a las lapiceras flamantes.-
Cristina no es Néstor, vaya novedad.-
La veo, luego del entusiasmo inicial por su nueva condición de pretenso
liderazgo en el llano, más recluida en
su lugar en el mundo (El Calafate) que recorriendo los caminos de la patria
para evitar el olvido.-
Como
lo previne al principio, los pronósticos políticos tienen un gran porcentaje de
falibilidad.- Sin embargo, hoy y ahora tengo para mí que, con una ideología contestataria y bastante oportunista, un liderazgo de poder y
no de convencimiento, y una dirigencia aglutinada alrededor de las mieles de la
abundancia, el movimiento político que hoy está en el gobierno irá perdiendo paulatinamente fuerza, para
terminar en el regazo peronista absolutamente disminuido.-
El
tiempo, así como es casi infalible remedio para los males del presente, suele
ser cruel verdugo para las ambiciones futuras que no tengan un sólido
sustento.- Veremos.-
Jorge Eduardo Simonetti
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