Nuestro voto es consciente?.- El
prestigioso psicólogo y consultor político uruguayo Daniel Eskibel, autor del
libro “Maquiavelo&Freud”, nos dice que “las elecciones se ganan y se pierden dentro del cerebro del votante,
pero ni los políticos ni los consultores ni los publicistas se especializan en
conocer cómo funciona ese cerebro y qué hay que hacer para activarlo en la
dirección de nuestro candidato”.-
En una sociedad
consumista e hipercomunicada como la de nuestros tiempos, hay que preguntarse qué incidencia tiene la publicidad
explícita o larvada en nuestros comportamientos y en qué medida el mensaje
publicitario nos induce a tomar decisiones distintas a lo que la racionalidad nos
indica.- No hace falta mucho análisis para concluir que una gran parte de
las acciones que tomamos o de los artículos que consumimos, están impuestos por
la publicidad, especialmente a través de aquellas técnicas que se ocupan de
ingresar al interior del potencial consumidor por el lado del inconsciente.-
El cerebro del ser humano es un órgano
complejo.- Los especialistas nos hablan de tres cerebros en uno, como las matrioskas:
en el primer cerebro, el más
evolucionado, está la inteligencia,
la imaginación la creatividad y la vida psicológica más sutil de la persona; el segundo, similar al de los
mamíferos, es la base de las emociones,
los sentimientos, los impulsos, y tiene
su propia lógica de funcionamiento: el
tercer cerebro, por último, el más
primitivo, asimilado al de un reptil, es el fundamento de las jerarquías, la violencia, el dominio territorial.-
Este dato no ha
pasado inadvertido para los que diseñan las campañas electorales, lo cual ha hecho que una moderna estrategia
de campaña no apunte ya a conquistar el
cerebro racional del ser humano sino su lado inconsciente.-
En los años
ochenta, las neurociencias
comprobaron que el voto no era producto de una decisión racional,
fría, calculada, sino que tenía más que ver con un mecanismo heurístico de la mente humana, es decir con un
procedimiento de selección basado en la experiencia: cada quien actúa como le ha ido en la feria.-
Estudios
realizados en diversos ámbitos, especialmente en la Universidad de Emory, han
indicado que las predilecciones
políticas no son producto de procesos racionales y lógicos, sino vinculados
a desarrollos inconscientes, conocido como “sesgos
confirmatorios”, que tienen una relación directa con las emociones y no con
la razón.- La mente humana busca y
encuentra evidencia que apoya su creencia, o reinterpreta aquello que no es
congruente con el propio sesgo.-
La
neuróloga y psiquiatra Marlene Oscar Berman cree que aunque los seres humanos sean conscientes de su
propia libertad y pensamiento, no deben subestimar del todo la relación entre
su comportamiento social o político con la biología de su cuerpo.- En esa línea
de pensamiento, investigadores de la Escuela
de Medicina de la Universidad de Boston, expresaron que los políticos y
medios suelen preocuparse por las cifras de las encuestas, pero que nuevos
estudios demuestra que un análisis
genético de la población sería más certero para predecir las tendencias
electorales.-
Cuesta imaginar, estimado lector,
que nuestro comportamiento en las urnas tenga más que ver con nuestro lado
inconsciente y no tanto con nuestro análisis racional.- Es cómo admitir que nuestra decisión electoral es fácilmente
manipulable a partir de las técnicas de propaganda que influencian sobre
nuestro costado emocional.- Lo cierto es
que las técnicas del marketing comercial, que sin dudas influencian nuestro
comportamiento consumidor, se han trasladado al campo de la estrategia
electoral y que habrá que estar prevenidos de ello.- Según algunos, estamos
entrando en una época en que no sólo hablaremos de neuromarketing sino de neuropolítica
y neuroeconomía.-
Según Eskibel, hay muchos partidos que, con una escasez franciscana en conceptos y
estrategia, actúan en la campaña electoral cómo si el votante no tuviera cerebro.- Otros, la mayoría, todavía instrumentan
las suyas cómo si el ser humano tuviera un
solo cerebro, el racional, haciendo publicidad argumentativa, lógica,
racional y olvidando que primero está la emoción y luego la reflexión, por lo que hay que considerar los tres cerebros
que conviven en cada persona.-
Una conclusión lógica nos parecería
indicar que el proceso a través del cual nos formamos una opinión o realizamos una selección, supone una colaboración
entre las áreas cerebrales de la emoción con las del pensamiento, ambas se
retroalimentan.- Los pensamientos provocan sentimientos, a su vez la
intensidad de éstos determinan la valoración de aquéllos.- Así, las emociones hostiles que nos conectan con
un candidato que no apoyamos, nos induce a imágenes e ideas negativas del
mismo, y viceversa.-
Lo más importante en esta cuestión
es advertir que el votante no es el
dueño infalible y absoluto de su voto, que existen técnicas para ganar voluntades electorales a través de
instrumentos que tienen que ver con el lado no consciente del ser humano, y que
si nos mostramos absolutamente ignorantes de ello, agrandaremos las áreas
manipulables de nuestro cerebro en desmedro de aquéllas que tienen
que ver con la voluntad racional.-
Así como debemos luchar todos los días para que la
propaganda consumista no nos genere necesidades artificiales que nos lleven
a comprar cosas que no necesitamos, también debemos tener presente que nuestras
decisiones electorales pueden llegar a estar condicionadas por un mensaje
electoral hábilmente elaborado para influenciar
nuestro lado inconsciente y producir una decisión puramente emocional.-
El especialista Daniel Eskibel ha
dicho que “las elecciones se ganan y se
pierden dentro del cerebro del votante”, razón de más para seguir su
consejo y echar mano al único antídoto
que recomienda para la ocasión: el
conocimiento, que es la mejor vacuna contra la manipulación.-
Cómo en todas las facetas de nuestra
vida, sólo la educación, el
conocimiento, el estudio, la preparación, nos
hace libres…también a la hora de
votar.-
Jorge Eduardo Simonetti
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