LEGISLADOR A LA CRIOLLA.- Carlos
Scartascini, economista principal del Departamento de Investigación del Banco
Interamericano de Desarrollo (BID), se pregunta si podría existir un Frank
Underwood en nuestro continente.-
Frank,
protagonizado por Kevin Spacey en la serie norteamericana de Netflix, “House of
Cards”, es un congresista que ha acumulado un gran poder en sus funciones.- Con
sed de venganza por no haber sido designado Secretario de Estado, utiliza sus
perversas habilidades de manipulación para terminar controlando el Capitolio y
dirigiendo muchas de las decisiones del país.-
En
la tercer temporada de la afamada serie, Underwood termina siendo el Presidente
de los E.E.U.U..- Es que, tanto en la realidad como en la ficción, las
posiciones de jerarquía y liderazgo en el Congreso del país del norte, resultan
cruciales para el ejercicio de poder e influencia.-
Tal
como Frank Underwood en la ficción, Barack Obama y Joe Biden en la realidad,
terminan siendo Presidente y Vicepresidente de los E.E.U.U. a partir de sus
respectivas carreras como legisladores.-
Ser
congresista allá, es no sólo estar ubicado en una posición de poder
institucional formidable, sino también en casi la mejor plataforma de
lanzamiento para llegar a la Presidencia.- El Congreso norteamericano tiene
poder, es un actor fundamental en las decisiones cruciales de la nación, lo cual
es un dato central de la política estadounidense.-
Si
permanecemos en el continente, pero nos cambiamos a la parte latinoamericana
del mismo, vamos a ver que las cosas son muy distintas.- El
hiperpresidencialismo que campea en casi todos los países de la región, ha
relegado a los poderes legislativos al ejercicio de un papel absolutamente
secundario, en el que los legisladores son apenas un número a la hora de contar
los votos para aprobar las iniciativas que casi siempre vienen del poder
ejecutivo.-
La
Argentina de hoy representa un caso paradigmático y casi patológico de la
debilidad de un poder democrático, el legislativo, que sólo funciona para lavar
los propósitos del Poder Ejecutivo.-
En
nuestro Congreso Nacional, aunque parezca mentira, no se hacen sesiones
ordinarias, las únicas que se realizan son las especiales, es decir las que
tratan únicamente lo que Cristina decide.- Los proyectos de diputados y
senadores, bien gracias.-
El
parlamento nacional y las legislaturas provinciales han perdido casi
absolutamente esa cualidad republicana, para ser en algunos casos simples
“escribanías” de decisiones adoptadas en ámbitos ejecutivos, y en otros un
lugar de debate de cuestiones poco importantes o hasta intrascendentes para la
sociedad y el estado.-
Obama
debe negociar arduamente con las poderosas comisiones del parlamento yanqui, la
aprobación de cuestiones fundamentales como su ya famosa reforma sanitaria o
los presupuestos de cada año.- En la Comisión de Defensa del Senado
norteamericano, se discute verdaderamente la política de defensa del país, lo
mismo en la Comisión de Sanidad Pública la reforma sanitaria, o en la de
Presupuesto, el monto de los gastos del estado.-
En
Argentina, simplemente basta con una “orden” de Cristina, para que se apruebe
todo lo que ella quiere, desde la reforma de toda la legislación civil,
procesal penal, el presupuesto, y cualquier norma importante.- El
“levantamanismo” legislativo es la impronta vigente hoy en nuestro país.-
Por
ello decimos que hoy el legislador es un “número”, las políticas públicas no se
debaten en el ámbito del Poder
Legislativo, al que se le ha dado en llamar despectivamente “escribanía”,
porque se limita a darle forma institucional a decisiones adoptadas en otros
ámbitos.-
Un
legislador no es importante, es un personaje secundario, absolutamente marginal
en la vida institucional del estado argentino.-
Y
esto no sólo pasa en el ámbito federal.- También sucede en casi todas las
legislaturas provinciales, incluida la de Corrientes.-
Hay
que decir que en nuestra Provincia, se le agrega un aditamento más a las causas
de una devaluada imagen del legislador, que probablemente sea común en el
resto.- La falta de capacitación es patética, salvando honrosas excepciones.- De
los legisladores no se conoce siquiera si son especialistas en algún área de la
compleja labor legislativa.-
Sabemos
que el enciclopedista, el que todo lo conoce, no existe en el ámbito
legislativo, tampoco es creíble que exista.- Pero lo que sí se sabe que hay
muchos que no son especialistas en nada,
y eso es grave para el sistema.-
Las
páginas web del Senado y de la Cámara de Diputados de Corrientes, son
absolutamente insuficientes para la identificación de cada legislador
individualmente, su curriculum, sus proyectos, la calidad de los mismos, su
aporte a los trabajos de comisión y a las sesiones.- El nombre del legislador y
su correo electrónico, son los datos de la nada.-
La
mayoría son casi inexistentes a la hora de marcar presencia pública, por su
labor legislativa, por su dedicación, por su trabajo, por sus conocimientos,
por la trascendencia de sus aportes.-
De
allí es que, lamentablemente, la intrascendencia de la legislatura correntina,
aunque duela decirlo, es marcada, y el Poder Ejecutivo es el que señala la
agenda pública, casi exclusivamente.-
Es
poco entendible, entonces, y siempre dejando a salvo las excepciones que
precisamente brillan en un panorama mediocre, que de los veinte cargos que se
eligen en Corrientes el próximo 5 de
julio (entre diputados y senadores), catorce se presenten para la reelección.-
La lista sábana lo permite, y en ella pasan justos y pecadores.-
Si
un cargo legislativo en la Nación sirve de poco para tener verdadera incidencia
institucional, en nuestra Provincia menos aún.- Entonces, ¿puede un legislador correntino llegar a ser
Presidente de los E.E.U.U.?
La
respuesta obvia es que no, por razones de nacionalidad.- Pero la pregunta que
hacemos es metafórica, transpolando la insignificancia institucional de un
legislador de estos pagos, con el peso específico de un legislador
norteamericano cuya gestión puede permitirle ocupar el sillón de George Washington.-
A
más de treinta años continuados de ejercicio democrático, considero que es más
que el momento adecuado para que comencemos a afinar las prácticas electorales,
intentando divisar a los más preparados y capaces a la hora de depositar
nuestro voto.- Obviamente, también para ello hay que cambiar leyes, pero
fundamentalmente hay que cambiar prácticas y conceptos.-
No
es mala idea que, previa a la oficialización de candidaturas, se llene un
“múltiple choice” básico.- Que el sayo se lo ponga al que le caiga.-
Con
toda la fuerza de su referencia simbólica, a la pregunta: ¿puede un legislador
correntino llegar a ser Presidente de los E.E.U.U.?, mal que nos pese, la
respuesta es: no, no puede.- Obviamente,
nos referimos al sillón de Ferré.-
Jorge Eduardo Simonetti
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