TRANCE PSICOLÓGICO, BAJARSE DEL PODER.- Cuando hablamos de democracia, un lugar común suele ser adjetivarla cómo el “sistema menos
malo” para gobernar.- En realidad, una concepción más amplia nos la muestra,
además, cómo una manera de vivir, de
relacionarnos, de disentir y acordar, de diferenciarnos y zanjar las
diferencias, de poder convivir en la
diversidad, de pensar sin unanimismos,
de poder expresarnos, y, obviamente, de elegir
nuestros representantes.-
Una
de sus características esenciales es la periodicidad de los mandatos de los
representantes.- Las instituciones reflejan
el dato de permanencia, los seres humanos el de finitud.- Es por ello que para los
hombres la democracia se conjuga con el verbo pronominal de “irse”, los gobernantes cuando llegan
ya se están “yendo”, para ser reemplazados por otros.- El que llega pensando quedarse, seguramente está malversando el sistema, un sistema que
sabe de locadores, no de propietarios.-
No
es casual que aquéllos que promovieron reformas constitucionales para
establecer la reelección indefinida,
casi seguramente cayeron en el abismo
insondable en el que caen invariablemente los autócratas, los autoritarios,
los que colocan su propia persistencia política por encima de las normas y de
las instituciones, los que condicionan el éxito de la vida ciudadana a su
propia eternidad.-
Tal
vez el ejemplo paradigmático de esa
minusvalía sistémica en la Argentina, sea la Provincia de Formosa.- La letal combinación de la pobreza, el
asistencialismo, y el modo feudal
más descarnado para administrar, representa la contracara del “deber ser” en el
ámbito de una democracia.- Carlitos Tévez es apenas una anécdota, un instante
en la vida de los formoseños; lo sustancial, lo permanente, lo interminable es,
para ellos, Gildo Insfrán, gobernador desde hace veinte años y
postulado por otro período más, el sexto.-
Luego
de ocho años de mandato continuado, y doce si consideramos el período de su
marido, le toca hoy a Cristina aquello
que les ha tocado a todos los gobernantes del mundo democrático: irse.- Ha
cumplido su período constitucional, que admite sólo una reelección
consecutiva.-