CAMBIO DE ÉPOCA O ÉPOCA DE CAMBIOS
“La esperanza es la
última que muere, dirían los optimistas; pero muere, dirían los pesimistas; los
realistas dirían, pero como la humanidad no puede vivir sin esperanza, hagamos
algo para que no muera la esperanza”
José de Souza Silva
Con
los resultados electorales del 22 de
octubre, muchos periodistas calificaron la nueva etapa como un cambio de
época.- Una época histórica cambia cuando se transforman
de forma cualitativa y simultánea las relaciones de producción, relaciones de
poder, experiencia humana y cultura.- No creo que éste sea el caso, pero
resulta evidente que ingresamos en una etapa distinta en la Argentina del siglo
XXI.-
Desde el discurso dado por el Presidente Macri el lunes pasado,
utilizando un juego de palabras podemos decir que más que un cambio de época es
una época de cambios.- Cambió la
actitud del primer mandatario, más firme, más apasionado, más decidido, más
ilusionado, cambió en su decisión de encarar un conjunto de medidas que rompan
el “statu quo” de un estado gordo pero no fuerte, aunque sus anuncios fueron
muy genéricos.-
Utilizando términos futboleros,
podríamos decir que el gobierno de Cambiemos tuvo una primera etapa en que jugó
a la defensiva, intentando mantener
el estado de bienestar tal cual lo había dejado el kirchnerismo.- Sin embargo,
simultáneamente fue la época de la restauración
de la esperanza, de la vuelta a la normalidad, de valores olvidados, del
sistema republicano, de un Congreso que debate, de una justicia que actúa
contra la corrupción, de un Indec que no miente.-
Sintiéndose recargado por el resultado
electoral, ha decidido Macri jugar al
ataque en su segunda etapa, manteniendo la presión alta sobre los
problemas.- Se dispone a encarar un
nuevo ciclo, aquél que él mismo ha denominado el de el “reformismo permanente”, cuyo objetivo fundamental es la
disminución de la pobreza en términos reales, y que, a mi juicio, descansa
sobre tres patas fundamentales: la
disminución de la inflación, la creación de empleo de calidad y la distribución
equitativa de las cargas.-
Macri, alentado por
los resultados electorales, anuncia una nueva etapa, la del “reformismo
permanente”.- Consolidados los principios republicanos, comienza un camino
diferente, el que sale al encuentro de los problemas, con el objetivo central
de disminuir la pobreza
No sabemos si el contenido concreto
coincidirá con sus propósitos, pero lo positivo es que las reformas serán sometidas
al debate, que debe ser no solamente
entre los legisladores nacionales, sino también con la presencia y la opinión
crítica de los gobiernos locales, que de una vez por todas deben abandonar la
siesta provinciana y actuar de manera ágil y proactiva.-
La esperanza del pobre es larga, como reza
el dicho, pero acortarla es la tarea fundamental de los que ocupan los resortes
del poder.- Por ello es bueno que Macri no haya optado por la actitud de los
optimistas ni de los pesimistas, sino de los realistas que opinan que hay que hacer algo para que la esperanza
no muera.-
Tres ejes
planteó el discurso presidencial: la responsabilidad
fiscal, la promoción del empleo y
el fortalecimiento de la república y la calidad
institucional.- Nadie podría dejar de estar de acuerdo.-
La reforma tributaria es necesaria.- Los
detalles, no sólo técnicos sino además sus efectos económicos en los bolsillos,
fueron expuestos por el ministro Dujovne.- Como en todo cambio, hay quienes
ganan y quienes pierden.- Ya se escucharon las primeras quejas, sobre todo de
las economías regionales.- Habrá que ver.-
La reforma laboral sin dudas debe apuntar
al blanqueo del trabajo en negro y al incremento de los puestos de trabajo.- Se
necesita terminar con las demasías laborales que provocan desempleo, pero hay que cuidarse de no caer
en los extremos de cambios que precaricen el trabajo.-
La reforma del estado es siempre
bienvenida, dado que es mejor un estado fuerte que un estado gordo, un estado
que cumpla convenientemente sus responsabilidades de brindar seguridad, salud,
educación, justicia.- Pero en el detalle, las Provincias deben tener singular
participación, porque sus economías, especialmente en nuestro norte, son
altamente dependientes del estado.-
Los cambios
seguramente generarán ganadores y perdedores, un cálculo que el gobierno parece
haber hecho.- Lo positivo es que habrá verdadero debate, con posibilidades de
cambio en el contenido de las normas propuestas por el Presidente
Difícilmente
pueda achicarse el estado correntino si el gobierno provincial no encara una
política decidida hacia el crecimiento
endógeno, promoviendo inversiones, facilitando la capacitación y premiando
la innovación.- Es la manera de crear fuentes de trabajo.-
Creo
que en el debate de la reforma institucional e impositiva, debe ingresar
necesariamente la distribución de recursos fiscales Nación-Provincias, tanto desde el punto de vista primario como
secundario, las facultades recaudatorias de las provincias, y la fijación de
parámetros objetivos en el establecimiento de una nueva ley de coparticipación
federal.-
En
1898, Quesada dijo que “la cuestión del tesoro es, en el fondo, el
eje de toda la política argentina desde la emancipación”.- Esto se mantiene
hasta hoy.- Pruebas al canto: la Nación pasó de recaudar un 18,79% del PBI en 1
998, a un 32,05% en 2012.-
Pese
a todo ello, los servicios fundamentales
son prestados por las Provincias, porque el Estado Nacional tiene un Ministerio
de Educación sin escuelas y un Ministerio de Salud sin hospitales.- Nación es
la gran recaudadora y la gran gastadora.-
La distribución secundaria de la
coparticipación, está referida a la parte que le toca a cada Provincia.- Desde
el dictado de la Ley 23.548 en 1988, “Corrientes
fue la gran perdedora” (Juan José Llach, “Federales y Unitarios en el siglo
XXI), un 3,72 % contra un 5,28% de una
Provincia similar como nuestra vecina Chaco.- Ya casi treinta años de una
pérdida que hoy es multimillonaria, traducida en la privación de recursos en
salud, educación, seguridad.-
Dejando de lado las
parcialidades políticas, Corrientes debe estar presente en el debate, con una
actitud proactiva, para que para nosotros no resulte peor el remedio que la
enfermedad
A
esta altura de los tiempos, resulta vergonzoso que la política no encare un debate serio sobre la distribución de
recursos y facultades recaudatorias entre la Nación y las Provincias, y una
nueva redistribución secundaria entre Provincias, a partir de criterios
objetivos que apunten a la equidad.-
En
el debate para las medidas que logren disminuir
la pobreza, no hay que olvidar desde dónde partimos.- Corrientes, como todo
el norte argentino, parte de una pobreza del 40%, medido por el Indec hace un
mes atrás.-
“La “cuestión
social”, es decir, la indigencia, la pobreza y la desigualdad, se
manifiestan localmente y esto complica sus soluciones en tanto los gobiernos
subnacionales, a los que cada vez con mayor frecuencia se les demandan las
respuestas, carecen de las responsabilidades funcionales o de los recursos
necesarios como para satisfacerlas” (Llach, ob.cit).-
Las reforma previsional, por último, debe
ser objeto de una lupa gigantesca, la modificación en el mecanismo de aumentos
significará una reducción en las jubilaciones nacionales a futuro.- Se mantiene
la preocupación por las jubilaciones provinciales, sobre todo porque los
compromisos suscriptos con la Nación se esconden guardados bajo siete llaves.-
Con un poder
legislativo realmente funcionando, no hay que temerle a las propuestas, en la
medida que no van a ser impuestas unilateralmente sino que, finalmente, serán
el resultado del disenso y el consenso
En
conclusión, saludamos esta nueva etapa de reformas a debatir por el Congreso, que colocará al país en el sendero de una
Nación moderna y de progreso, pero a estar atentos para que las mismas no
perjudiquen a los sectores menos pudientes.-
Instamos
a que nuestros gobernantes provinciales
para que tomen conciencia de la necesidad de su activa participación, acercando
ideas y discutiendo soluciones, para que en nuestra tierra no resulte peor el
remedio que la enfermedad.-
Jorge Eduardo
Simonetti
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