EL OPORTUNISMO MORAL.- Un amigo me dijo: “desconfía de los que presumen de santos.-
Todo el mundo tiene, al menos, un
cadáver en el ropero”.-
El
dinero, mucho dinero, es paradójicamente un problema para los ricos y poderosos.- Abrir sociedades en paraísos fiscales y
no en el propio país dónde tienen sus empresas, suele ser la mecánica que utilizan para evitar los sabuesos impositivos y la pesquisa judicial.-
Mantenerlas ocultas es esencial, pero abre una gran brecha de sospechas sobre
la naturaleza y objetivos de esas sociedades.-
Un método alternativo de patente
argentina, aunque más casero, es el de comprar
bolsos, lo suficientemente grandes
para que quepan muchos millones,
aunque por precaución hay que
verificar que no hayan cerca cámaras de
filmación.-
Los
escándalos de la mega corrupción que
hoy ocupan, tardíamente, la atención de los “tortuguescos” jueces de Comodoro Py, nos han vuelto a los argentinos poco menos
que expertos en el conocimiento de los paraísos fiscales y de las famosas sociedades offshore.- Panamá, Seychelles, entre
otros, son paradisíacos lugares en el mundo que aparecen como permeables al
blanqueo de actividades poco claras.-
A
esta altura del siglo XXI, nadie ignora
que esas sociedades se
constituyen principalmente con dos
objetivos fundamentales: la evasión
de impuestos y el blanqueo de
capitales producto de actividades ilícitas (especialmente el narcotráfico y la corrupción de estado).-
La baja tributación, la fortaleza del secreto bancario, la despersonalización
de los beneficiarios de la cuenta y, sobre todo, el ocultamiento del movimiento de fondos de las sociedades,
resultan el combo ideal para que los ricos y poderosos, y también los
delincuentes, recurran a esos paradisíacos lugares, para pagar menos impuestos o para esconder el producto de sus fechorías.-
El
escándalo de los “Panamá Papers”, difundido
por el Consorcio Internacional de
Periodistas de Investigación (ICIJ), causó un revuelo mundial.- Estadistas de distintos países, deportistas, y
otros poderosos, fueron descubiertos
en la constitución de sociedades
offshore en Panamá, a través de la firma de abogados Mossack Fonseca, cuyos archivos fueron develados.-
Los
presidentes de Rusia, Ucrania y Argentina, pasando por los
primeros ministros de Pakistán e
Islandia y los reyes de Marruecos y
Arabia Saudita, integran la larga lista más
140 políticos y funcionarios públicos, y se vienen más.- También aparecen en
los registros, deportistas como Leo
Messi y muchos otras figuras del
ámbito internacional.- Obviamente, no faltaron traficantes de diamantes, armas y drogas.-
Con
distintas explicaciones, unas más
creíbles que otras, algunas ciertamente increíbles, los distintos responsables
trataron de quitarse el sayo.- EL primer
ministro islandés no aguantó el peso de su propia culpa y luego de
balbucear alguna explicación, presentó su renuncia
al cargo.-
Para
el gobierno argentino, la noticia
cayó como un balde de agua fría y en
el peor momento.- La alta
sensibilización en la sociedad argentina, por el vendaval de sucesos
generados a partir del desfile de paradigmáticos personajes del universo
kirchnerista por los estrechos pasillos judiciales, determinan un impacto que
resulta muy difícil de evaluar en su real dimensión.-
La derrota del oficialismo en 2015 tuvo dos patas: el cansancio ciudadano por el autoritarismo en la gestión de la ex presidenta, y la percepción
social de una corrupción de estado
sin precedentes.-
El
imaginario colectivo puso en Mauricio
Macri las esperanzas de un
quijote luchando contra el oscurantismo, algo así como la contracara de un tiempo de impunidad y saqueo de las arcas públicas.-
Y, como a todo nuevo gobierno, le otorgó un margen de credibilidad muy amplio,
que las últimas encuestas ubican en más de un 60%.-
Obviamente,
los “Panamá Papers”, en el mismo
momento que los tribunales detienen a Lázaro Báez y a Jaime, cuando todavía no
se digieren del todo los videos de gente contando obscenas cantidades de dinero
probablemente sustraídos del patrimonio público, impactan en el centro de la confianza pública y mezclan
absolutamente el significado y el alcance de las distintas conductas.-
Esa mezcla maniquea de la ética y
la antiética, es producto del largo deterioro causado por la enfermedad del
“moralismo”, ese ejercicio perverso
de una moral oportunista que pone
seriamente en cuestión nuestros propios valores como sociedad.-
Para
exponerlo con mayor claridad, recurro al filósofo Tsvetan Todorov, que realiza una distinción entre la moral y el moralismo: “Qué es el moralismo? Es
la lección moral dictada a los otros,
de la cual quien dicta la lección se siente orgulloso.- Ser moralista no quiere
decir en absoluto ser moral”.-
Una
persona o grupo social moralista, es
aquél que enjuicia a los otros por
presuntas violaciones a la moral, sin aplicar los mismos parámetros a la
conducta propia.- Somos especialistas en dictar cátedra hacia terceros, en “ver la paja en el ojo ajeno”, pero
difícilmente veamos “la viga en el propio”.-
La
fractura que padece el cuerpo social
argentino, ha provocado que seamos ciegos ante la corrupción de
funcionarios de nuestra simpatía política y severos censores si resultan de la
vereda opuesta.- De tal manera, se ha instalado en la sociedad un relativismo moral que corroe sus
propias entrañas espirituales.- El oportunismo
ético parece ser la doble vara para medir la moral de tirios y troyanos.-
Esto
es lo que sucede en la Argentina de estos tiempos.- Para muchos, la sustracción
alevosa del dinero público, la
constitución de decenas de sociedades
offshore para ocultarlos, el peculado descarado, el enriquecimiento inexplicable de los funcionarios públicos de la
administración kirchnerista, pasa a estar en el mismo nivel que la
pertenencia de Mauricio Macri a una
firma creada en el exterior.-
Los interesados en mezclar “la
biblia con el calefón”, quieren trasmitir a la sociedad el mensaje que todos somos corruptos, estamos en el mismo chiquero y nos alimentamos del mismo barro.-
Un mensaje peligroso y disolvente, conveniente para los que están hasta las
manos en la Justicia, pero absolutamente incierto.- Lo de Macri, por lo que
sabemos hasta ahora, ni un punto de
comparación tiene con la corrupción kirchnerista.-
Pero,
seamos equilibrados, ello no implica que el Presidente argentino no tenga la obligación de aclarar con mayor amplitud todos los aspectos e implicancias de la
sociedad offshore constituida en Panamá que integra con su familia.-Está en
juego toda la estructura social de
credibilidad, que corre el riesgo de tambalear si se le quita el calce
esencial, cual es la transparencia de la conducta presidencial.-
Es
cierto que la oposición más virulenta, aquélla comprometida con el pasado
reciente, tiene una oportunidad
magnífica para socavar las bases del poder presidencial con el mensaje de
un moralismo oportunista.- Pero no
menos cierto es que, aunque no pretendemos la santidad en los gobernantes, las
explicaciones deben ser claras, extensas y oportunas, porque, en definitiva, el destino de una Nación se construye a
partir de la confianza en sus autoridades.-
Elisa Carrió absolvió muy rápido al Presidente Macri, con sólo ver un mail y algunos
documentos.- Creo que la sociedad merece la oportunidad de una más detallada explicación presidencial y
una investigación más profunda del hecho, por lo está muy bien que el
Fiscal Delgado inicie causa judicial.-
Los
seres humanos no somos santos, todos
tenemos escondido “un muerto en el placard”, y al Presidente Macri se le descubrió el suyo.- ¿Hay delito?, lo dirá la justicia; ¿hay una falta ética?, lo diremos los ciudadanos en tanto y en
cuanto la explicación a todo el pueblo
argentino sea más amplia y documentada.- Los simpatizantes del Presidente no
deben enojarse por la investigación, es
lo que corresponde.-
En
suma, tengamos en claro que los “Panamá Papers” de ningún modo
equiparan ni blanquean el atraco generalizado que han sufrido las arcas del
estado en la gestión anterior, pero tampoco
eximen de responsabilidad al primer mandatario de aclarar las cosas como
corresponde.-
Jorge Eduardo Simonetti
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