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domingo, 10 de abril de 2016

UN MUERTO EN EL PLACARD

EL OPORTUNISMO MORAL.- Un amigo me dijo: “desconfía de los que presumen de santos.- Todo el mundo tiene, al menos, un cadáver en el ropero”.-
                               El dinero, mucho dinero, es paradójicamente un problema para los ricos y poderosos.- Abrir sociedades en paraísos fiscales y no en el propio país dónde tienen sus empresas, suele ser la mecánica  que utilizan para evitar los sabuesos impositivos y la pesquisa judicial.- Mantenerlas ocultas es esencial, pero abre una gran brecha de sospechas sobre la naturaleza y objetivos de esas sociedades.-

Un método alternativo de patente argentina, aunque más casero, es el de comprar bolsos, lo suficientemente grandes para que quepan muchos millones, aunque por precaución hay que verificar que no hayan cerca cámaras de filmación.-
                               Los escándalos de la mega corrupción que hoy ocupan, tardíamente, la atención de los “tortuguescos” jueces de Comodoro Py,  nos han vuelto a los argentinos poco menos que expertos en el conocimiento de los paraísos fiscales y de las famosas sociedades offshore.- Panamá, Seychelles, entre otros, son paradisíacos lugares en el mundo que aparecen como permeables al blanqueo de actividades poco claras.-
                               A esta altura del siglo XXI, nadie ignora  que esas sociedades se constituyen principalmente con dos objetivos fundamentales: la evasión de impuestos y el blanqueo de capitales producto de actividades ilícitas (especialmente el narcotráfico y la corrupción de estado).- La baja tributación, la fortaleza del secreto bancario, la despersonalización de los beneficiarios de la cuenta y, sobre todo, el ocultamiento del movimiento de fondos de las sociedades, resultan el combo ideal para que los ricos y poderosos, y también los delincuentes, recurran a esos paradisíacos lugares, para pagar menos impuestos o para esconder el producto de sus fechorías.-
                               El escándalo de los “Panamá Papers”, difundido por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), causó un revuelo mundial.- Estadistas de distintos países, deportistas, y otros poderosos, fueron descubiertos en la constitución de sociedades offshore en Panamá, a través de la firma de abogados Mossack Fonseca, cuyos archivos fueron develados.-
                               Los presidentes  de Rusia, Ucrania y Argentina, pasando por los primeros ministros de Pakistán e Islandia y los reyes de Marruecos y Arabia Saudita, integran la larga lista más 140 políticos y funcionarios públicos, y se vienen más.- También aparecen en los registros, deportistas como Leo Messi y muchos otras figuras del ámbito internacional.- Obviamente, no faltaron traficantes de diamantes, armas y drogas.-

                               Con distintas explicaciones, unas más creíbles que otras, algunas ciertamente increíbles, los distintos responsables trataron de quitarse el sayo.- EL primer ministro islandés no aguantó el peso de su propia culpa y luego de balbucear alguna explicación, presentó su renuncia al cargo.-
                               Para el gobierno argentino, la noticia cayó como un balde de agua fría y en el peor momento.- La alta sensibilización en la sociedad argentina, por el vendaval de sucesos generados a partir del desfile de paradigmáticos personajes del universo kirchnerista por los estrechos pasillos judiciales, determinan un impacto que resulta muy difícil de evaluar en su real dimensión.-

La derrota del oficialismo en 2015 tuvo dos patas: el cansancio ciudadano por el autoritarismo en la gestión de la ex presidenta, y la percepción social de una corrupción de estado sin precedentes.-
                               El imaginario colectivo puso en Mauricio Macri las esperanzas de un quijote luchando contra el oscurantismo, algo así como la contracara de un tiempo de impunidad y saqueo de las arcas públicas.- Y, como a todo nuevo gobierno, le otorgó un margen de credibilidad muy amplio, que las últimas encuestas  ubican en más de un 60%.-
                               Obviamente, los “Panamá Papers”, en el mismo momento que los tribunales detienen a Lázaro Báez y a Jaime, cuando todavía no se digieren del todo los videos de gente contando obscenas cantidades de dinero probablemente sustraídos del patrimonio público, impactan en el centro de la confianza pública y mezclan absolutamente el significado y el alcance de las distintas conductas.-

Esa mezcla maniquea de la ética y la antiética, es producto del largo deterioro causado por la enfermedad del “moralismo”, ese ejercicio perverso de una moral oportunista que pone seriamente en cuestión nuestros propios valores como sociedad.-
                               Para exponerlo con mayor claridad, recurro al filósofo Tsvetan Todorov, que realiza una distinción entre la moral y el moralismo: “Qué es el moralismo? Es la lección moral dictada a los otros, de la cual quien dicta la lección se siente orgulloso.- Ser moralista no quiere decir en absoluto ser moral”.-
                               Una persona o grupo social moralista, es aquél que enjuicia a los otros por presuntas violaciones a la moral, sin aplicar los mismos parámetros a la conducta propia.- Somos especialistas en dictar cátedra hacia terceros, en “ver la paja en el ojo ajeno”, pero difícilmente veamos “la viga en el propio”.-
                               La fractura que padece el cuerpo social argentino, ha provocado que seamos ciegos ante la corrupción de funcionarios de nuestra simpatía política y severos censores si resultan de la vereda opuesta.- De tal manera, se ha instalado en la sociedad un relativismo moral que corroe sus propias entrañas espirituales.- El oportunismo ético parece ser la doble vara para medir la moral de tirios y troyanos.-
                               Esto es lo que sucede en la Argentina de estos tiempos.- Para muchos, la sustracción alevosa del dinero público,   la constitución de decenas de sociedades offshore para ocultarlos, el peculado descarado, el enriquecimiento inexplicable de los funcionarios públicos de la administración kirchnerista, pasa a estar en el mismo nivel   que la pertenencia de Mauricio Macri a una firma creada en el exterior.-
Los interesados en mezclar “la biblia con el calefón”, quieren trasmitir a la sociedad el mensaje que todos somos corruptos, estamos en el mismo chiquero y nos alimentamos del mismo barro.-
                               Un mensaje peligroso y disolvente, conveniente para los que están hasta las manos en la Justicia, pero absolutamente incierto.- Lo de Macri, por lo que sabemos hasta ahora, ni un punto de comparación tiene con la corrupción kirchnerista.-
                               Pero, seamos equilibrados, ello no implica que el Presidente argentino no tenga la obligación de aclarar con mayor amplitud todos los aspectos e implicancias de la sociedad offshore constituida en Panamá que integra con su familia.-Está en juego toda la estructura social de credibilidad, que corre el riesgo de tambalear si se le quita el calce esencial, cual es la transparencia de la conducta presidencial.-
                               Es cierto que la oposición más virulenta, aquélla comprometida con el pasado reciente, tiene una oportunidad magnífica para socavar las bases del poder presidencial con el mensaje de un moralismo oportunista.- Pero no menos cierto es que, aunque no pretendemos la santidad en los gobernantes, las explicaciones deben ser claras, extensas y oportunas, porque, en definitiva, el destino de una Nación se construye a partir de la confianza en sus autoridades.-

Elisa Carrió absolvió muy rápido al Presidente Macri, con sólo ver un mail y algunos documentos.- Creo que la sociedad merece la oportunidad de una más detallada explicación presidencial y una investigación más profunda del hecho, por lo está muy bien que el Fiscal Delgado inicie causa judicial.-
                               Los seres humanos no somos santos, todos tenemos escondido “un muerto en el placard”, y al Presidente Macri se le descubrió el suyo.- ¿Hay delito?, lo dirá la justicia; ¿hay una falta ética?, lo diremos los ciudadanos en tanto y en cuanto  la explicación a todo el pueblo argentino sea más amplia y documentada.- Los simpatizantes del Presidente no deben enojarse por la investigación, es lo que corresponde.-
                               En suma,  tengamos en claro que los “Panamá Papers” de ningún modo equiparan ni blanquean el atraco generalizado que han sufrido las arcas del estado en la gestión anterior, pero tampoco eximen de responsabilidad al primer mandatario de aclarar las cosas como corresponde.-
                                                           Jorge Eduardo Simonetti
                              
                              
                              



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