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domingo, 17 de abril de 2016

EL PODER DE LAS MIL CARAS

CRISTINA: UNA VICTIMIZACIÓN AUTORREFERENCIAL.-  La justicia no existe, existen los jueces.-
                               A propósito de la catarata de sucesos con motivo de la investigación de actos de corrupción durante la gestión kirchnerista, se renueva el debate acerca del significado de este “revival” de la estructura judicial, que permaneciera adormecida durante varios años.-
                               Desde el atril político en la puerta del Juzgado, construido por los “cristinos”,  la ex presidenta se presentó ante sus partidarios,   alegó persecución política y se comparó con Irigoyen y Perón.- Una victimización autorreferencial con previsible teatralización incluida.- No podía esperarse otra cosa, es Cristina.-
                               Desde el otro lado, en el que se inscribe gran parte de la sociedad, piensan que tardíamente la justicia ha comenzado a actuar conforme es su obligación.-
     El debate está planteado: revanchismo o verdadera justicia.-
                               El manual de instrucción cívica nos dice que la república tiene tres poderes.- El ejecutivo es unipersonal, se expresa mediante decisiones emanadas de una voluntad única, el presidente.- En el legislativo, si bien es un poder colegiado, la única voluntad decisoria es la del cuerpo (mediante el mecanismo del voto), los legisladores contribuyen a formarla  pero no la tienen por sí mismos.-
                               El Poder Judicial, en cambio, es un poder que tiene tantas voluntades decisorias como jueces hayan.- Cada uno, desde el pedestal de su competencia y ámbito territorial, tiene el poder de la jurisdicción (decir el derecho), en cada caso concreto.-
                               Por ello es que decimos que no existe la Justicia como sujeto, existen los jueces.- Cuando nos referimos a la independencia judicial, hacemos referencia a los jueces, porque la justicia es un valor abstracto, que como tal puede o no corporizarse en cada una de las conciencias de las personas que ejercen la magistratura.- Creer en la justicia es adherir al parámetro social de que la misma puede ser impartida por seres humanos.- Creer en los jueces, es otra cosa.-
                               Por ello, se nos ocurre calificar al judicial como el poder de las mil caras, la de cada uno de los magistrados que la integran y que diariamente producen decisiones que cambian la vida de los ciudadanos, disponiendo de su libertad, de su honor, de su propiedad.-