VOTANTE NÓMADE Y LA BOROCOTIZACION DE LA POLÍTICA.- Un legendario relator deportivo,
repetía que “el fútbol es pasión de
multitudes”, y razón no le faltaba.- El hincha futbolero soporta todo, el
frío, el calor, incomodidades, las
esperas y tantas cosas, con tal de ver a su equipo favorito.- No me refiero al
barrabrava violento e interesado, sino al hincha que banca a su camiseta en las
buenas y en las malas, en el campeonato y en el descenso, siempre.- No conozco
a un verdadero hincha que cambiaría de bando porque no ganaba su cuadro
favorito.-
Es
que la pasión, como el amor, es una emoción intensa, un sentimiento, lo que
se ama no necesita de razones, no se
puede explicar, el corazón no sabe de “porqués” ni de resultados.- Y, para
mejor, la pasión futbolera es perdurable, incondicional, intensa,
innegociable, provoca un fenómeno que difícilmente se de en otros ámbitos: es democrática y justiciera, porque
iguala jerarquías y elimina clases sociales, aunque más no sea por noventa minutos.-
La
nobleza de la pasión nos exige diferenciarla
del capricho, el arrebato, el impulso, la adicción.- Esta distinción tiene
tanta importancia como la que se establece psicoanalíticamente entre el deseo y
su mala caricatura: las ganas.-
La
pregunta es: ¿la pasión del hincha de un
equipo es equivalente a la del ciudadano por su partido político? ¿Juegan
en la política los sentimientos y las camisetas, las banderas y las divisas?