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domingo, 25 de octubre de 2015

LA PASIÓN DEL HINCHA O LA RAZÓN DEL CIUDADANO

VOTANTE NÓMADE Y LA BOROCOTIZACION DE LA POLÍTICA.- Un legendario relator deportivo, repetía que “el fútbol es pasión de multitudes”, y razón no le faltaba.- El hincha futbolero soporta todo, el frío, el calor,  incomodidades, las esperas y tantas cosas, con tal de ver a su equipo favorito.- No me refiero al barrabrava violento e interesado, sino al hincha que banca a su camiseta en las buenas y en las malas, en el campeonato y en el descenso, siempre.- No conozco a un verdadero hincha que cambiaría de bando porque no ganaba su cuadro favorito.-
                 Es que la pasión, como el amor, es una emoción intensa, un sentimiento, lo que se ama no necesita de razones, no se puede explicar, el corazón no sabe de “porqués” ni de resultados.- Y, para mejor, la pasión futbolera es perdurable, incondicional, intensa, innegociable, provoca un fenómeno que difícilmente se de en otros ámbitos: es democrática y justiciera, porque iguala jerarquías y elimina clases sociales, aunque más no sea por noventa minutos.-
                 La nobleza de la pasión nos exige diferenciarla del capricho, el arrebato, el impulso, la adicción.- Esta distinción tiene tanta importancia como la que se establece psicoanalíticamente entre el deseo y su mala caricatura: las ganas.-
                 La pregunta es: ¿la pasión del hincha de un equipo es equivalente a la del ciudadano por su partido político? ¿Juegan en la política los sentimientos y las camisetas, las banderas y las divisas?