DEL LEVANTAMANISMO AL DEBATE.- Ni el Congreso es Blancanieves
ni Macri el Príncipe, pero, tal como
en el cuento de los hermanos Grimm,
parece que el primero despierta al influjo del segundo, después de un largo y
profundo sueño.-
El
Poder Ejecutivo remitió el proyecto
de negociación con los holdouts, la Cámara de Diputados debatió en comisión y en el recinto, se votó y aprobó con 165 votos a favor, de
los cuales poco más de 80 son oficialistas, el resto los aportó una oposición que hizo cambios en la
iniciativa original.- Los legisladores del Frente para la Victoria, apenas tuvieron el atisbo folklórico de
colocar banderitas argentinas en las
bancas, no ofrecieron alternativas válidas, votaron en contra, venían de la
comodidad de la imposición mayoritaria,
tiempo en el que no era necesario ni debatir ni dialogar, menos aún tener
imaginación para encontrar caminos de consenso.-
Luego de doce años de un pesado sopor
legislativo, en el que sólo se cumplían órdenes y aprobaban las iniciativas
oficialistas y a libro cerrado, el
Congreso comienza a despertar y a asumir su papel de caja de resonancia de
la democracia.-
La
arquitectura constitucional de la República
Argentina está elaborada en orden a un sistema, democrático en la convivencia
y republicano en el reparto del
poder político.-
Obviamente,
como en casi todos los temas, una cosa
es lo que está escrito y otra lo que
sucede en la realidad.- Más cerca o más lejos del texto constitucional, las
improntas individuales y los procesos políticos determinaron, con distinto
grado, la mayor o menor concentración del imperio estatal.-
Desde
los gobiernos de facto, en que se abrogaban
jurídicamente las bases del sistema y se gobernaba sin poder legislativo y
con una justicia intervenida, pasando por las autocracias de origen democrático, con la concentración efectiva del poder en el órgano ejecutivo y la
existencia meramente simbólica de los restantes estamentos, dejaron poco margen
para el funcionamiento de una república
verdadera, ésa en la que los
presidentes administran, los legisladores legislan y los jueces juzgan.-
Tan simple como éso.-
Ubicados
en este presente nacional, advertimos cuánto
cambió la Argentina en relación a unos pocos meses atrás.- ¿Cambió? ¿Qué
cambió, si seguimos teniendo las mismas dificultades de inflación, déficit
fiscal y problemas estructurales? Sí, ello es cierto, pero el cambio que señalo
no está referido a las cuestiones económicas
y materiales de la vida de la gente, que sin dudas requieren de un tiempo
distinto para componerlas, sino a un
comportamiento institucional radicalmente diverso, que rescata los valores
del sistema en el que elegimos vivir.-