Vistas de página en total

Mostrando entradas con la etiqueta devaluación. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta devaluación. Mostrar todas las entradas

domingo, 9 de septiembre de 2018

MACRI, ¿NO SUPO, NO QUISO O NO PUDO?


LA RECURRENTE CRISIS ARGENTINA
"Lo que tenemos que enfrentar es un problema de base que es no gastar más de lo que tenemos, y creo que los argentinos, creo que en todos nosotros ha crecido la conciencia de que no podemos seguir gastando más de lo que tenemos, vivir por arriba de nuestros ingresos" Presidente Maucicio Macri, 3.9.18

                               El discurso presidencial parece haber sido pronunciado el 10 de diciembre de 2015, cuando asumía la nueva administración. Ya entonces, hasta el menos avispado sabía que la acumulación de tensiones de la gestión populista, el gasto público desbocado y el gigantesco déficit en las cuentas públicas, nos llevaría a la implosión económica.
                               Lo sabían todos? Si Macri no lo sabía al asumir la presidencia, eso es ignorancia. Si lo sabía, pero no quiso tomar las medidas necesarias, eso es negligencia. Si sabía y quería, pero no podía solucionarlo, eso es incompetencia.
                               El lunes pasado, se escudó en la conjunción de tormentas, pero las tormentas son hechos de la naturaleza, y como tales, inevitables. Los tsunamis económicos, en cambio, pueden preverse, porque son el producto de yerros del ser humano acumulados en el tiempo.
                                A mi juicio, la gestión macrista, ha empedrado el camino al precipicio con sucesivas buenas intenciones, que en la realidad no se vieron concretadas o fueron sucesivamente postergadas. Entre ellas, la convocatoria a todo el espectro político, a equilibrar las cuentas públicas, de lo que ha pasado ya un año.
                               Es cierto que hubo que pactar reiterativamente por falta de mayorías legislativas, pero no menos cierto es que se ha gobernado sin aquello que hay que tener para gobernar (el lector me entiende), entrando en una especie de “buenismo” gubernamental portador sólo de buenas noticias.