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domingo, 5 de febrero de 2017

EL PÁNICO MORAL DE LA INMIGRACIÓN

MUROS DE INDIFERENCIA
“¿Ha llorado alguien? ¿Ha llorado alguien hoy en nuestro mundo?”
(Papa Francisco)
                               Siento la necesidad de referirme a un caso que me toca muy de cerca.- Cuando en la Argentina transcurría la peor y más sangrienta de las dictaduras, hace casi cuarenta años, un familiar migró hacia Bolivia.- Luego de los tiempos iniciales de incertidumbre, con su cónyuge pudieron construir una buena vida, ejercer su profesión con marcado éxito, ser profesores universitarios, vivir como un boliviano más, trabajar, compartir, pasear, transcurrir en una tierra que los adoptó.-
                               Hoy el mundo está inmerso en la dinámica perversa del estigma, en el rechazo instintivo a lo extraño, a lo distinto, a lo diverso, a lo que conocemos poco, al que tiene la piel distinta, al que habla un idioma que no es el nuestro, al que viene de determinados lugares del planeta, al que profesa otra religión.-
                               Vivimos temerosos a que nos pongan una bomba, nos quiten posibilidades laborales, nos metan la droga, nos roben, nos maten.- Y no somos sólo nosotros, los argentinos, la dinámica es mundial.-
                               El avance de los movimientos de derecha, el brexit, Trump, no son  indicadores casuales, antes bien causales de esa “malignización” de lo extranjero, especialmente si los extraños son pobres y de piel más oscura.-
                               No es sólo el auge del nacionalismo ultramontano y la aparición de dirigentes providenciales que prometen recuperar el orgullo nacional.- Es principalmente la propagación social del “pánico moral” sobre la inmigración, descripto como un temor extendido entre un gran número de personas que tiene la sensación que los inmigrantes son un mal que amenaza el bienestar de la sociedad.-
El mundo está inmerso en la dinámica perversa de estigmatización del extranjero
                               Argentina se hizo grande a fines del siglo XIX y comienzos del XX, a partir de la apertura generosa al ingreso de mucha gente de otras latitudes, de los que la mayoría somos descendientes.- Los Estados Unidos, ese país al que todos miramos para bien o para mal, construyó el “sueño americano” que Trump promete rescatar, a partir del trabajo, el esfuerzo y también, hay que decirlo,   la explotación laboral de muchos extranjeros, especialmente latinos.-