EL ESTADO O LA PERSONA
"Sin embargo, sintió súbitamente y con todo su ser, que su libre albedrío y su voluntad ya no existían, que todo acababa de decidirse irrevocablemente" FIÓDOR MIJAILOVICH DOSTOIEVSKY
Si hay un tema que surca de manera
transversal a la sociedad, ese es el del aborto.-
Las
fronteras ideológicas se diluyen, las cuestiones morales quedan arrinconadas en
la conciencia individual, los prejuicios religiosos se esconden, las
pertenencias partidarias dejan paso a los posicionamientos personales.-
Resulta
paradójico que haya sido Mauricio Macri, el Presidente al que el progresismo de
café cataloga de derecha, quién haya
puesto sobre el tapete institucional del Congreso, el debate sobre una ley de
despenalización del aborto.- Para eso tuvo que superar la desconfianza o el
disgusto de propios y extraños.-
No
lo hizo Cristina, que podría –o debería al sentir de muchos- haberlo hecho
por ser mujer con el máximo poder político
del país.- No se animó, o no quiso
jugarse a cara o ceca en tema tan ríspido, tal vez especulando con razones
eminentemente políticas, o presionada por su aliado en las sombras, Jorge
Bergoglio.-
Son
temas con los que se pueden perder votos, o ganarlos, pero que no dejan
indiferente a casi nadie, y los políticos, o los que predican vendiendo humo,
quieren achicar, lo máximo posible, el daño colateral.-
Parece
contradictorio que haya sido el Presidente Macri, catalogado de derecha, quién habilitara
el tratamiento legislativo de la despenalización del aborto.- Cristina, siendo
mujer y con el poder para hacerlo, se
cuidó de mantener guardado el tema bajo siete llaves, tal vez por un acuerdo no
revelado con Jorge Bergoglio.- La “progresía” argentina, nada dice de ello
Así
quedó blanco sobre negro la primera contradicción, precisamente en el país de
las contradicciones.- El “progresismo de izquierda”, a la que Cristina dice
pertenecer, no fue capaz de elevar la despenalización del aborto (una de sus
banderas más caras) al grado de política de gobierno.- Tuvo que cederle la
iniciativa, por miedo escénico o por hipocresía extrema, a lo que llaman la
derecha.-
La
segunda rareza de este proceso es la gestión de la Iglesia Católica.- Siendo la
defensa de la vida uno de sus principios irrenunciables, la jerarquía
eclesiástica argentina jugó un papel chirle, tal vez plenamente influenciada
por su Jefe mundial, el Papa Francisco, que permaneció detrás del escenario y
apareció con una tibia declaración condenatoria una vez aprobada por
Diputados.-
Tengo
para mí que Bergoglio privilegió la preservación de su imagen, vinculada a los
sectores del populismo argentino, antes que jugar fuerte por uno de los
postulados innegociables del cristianismo.- Una derrota sin gloria para la
Iglesia Católica.- Perdió el partido, sin poner la pierna fuerte.-
Siendo
la oposición al aborto un postulado innegociable de la Iglesia Católica,
resulta extraño que la jerarquía eclesiástica no haya tenido un activismo más firme.- Perdió el partido sin
poner pierna fuerte.- Fue una derrota sin gloria la que sufrió
La
otra contradicción que encuentro es la que se efectiviza puertas adentro de las
ideologías, o de los ideologismos, o de los dogmatismos conceptuales.-
Estatistas partidarios de la libertad para decidir por el propio cuerpo, y
libertarios proclives a la intervención del estado en cuestiones tan
personales.-
Los
liberales, de ideas no del Partido Liberal, postulan un estado mínimo y una
libertad máxima.- Pero temo que, al hacer centro eje primordialmente en la
libertad económica como motor del funcionamiento de las sociedades, algunos han
caído, con el tema del aborto, precisamente en una antinomia conceptual.-
Son
muchos los que, postulando ideas libertarias que hacen de la autonomía
individual una bandera, sin embargo se mostraron partidarios del mantenimiento de
la penalización del aborto.- Una verdadera contradicción, porque se entrega a
la decisión del estado aquello que debería ser, conforme sus presupuestos
filosóficos, una decisión del yo individual.-
Los
progresistas de esta nueva izquierda, que pregonan un estado omnipresente, que
regule casi todas las relaciones humanas, han hecho una bandera de la
despenalización, excluyendo de la decisión final al “papá estado” en favor del
yo individual.-
Es
lo que ocurre cuando los dogmatismos nos copan enteramente, tarde o temprano
caemos en aquellas contradicciones que surgen de nuestras más profundas
convicciones personales, de nuestras herencias culturales, de nuestras
emociones de personas sentimentales.-
Es
un tema difícil, lo sé, y a cada quien con lo suyo.- Seguramente la discusión
de fondo no quedará saldada con una ley de despenalización, tampoco con la
opinión institucionalmente expresada por nuestros representantes.-
Yo
hubiera preferido una consulta popular, porque en lo personal a nadie le he
dado con mi voto la decisión legislativa sobre el aborto.-
Durante
estos días, pasaron por el Congreso decenas o centenares de personas e
instituciones opinando a favor y en contra.- La decisión fue ajustada y se
inclinó para un lado por la posición de última hora de indecisos o de quienes
ocultaron el sentido de su voto.-
los
paupérrimos fundamentos de los votos de varios diputados por Corrientes, no
sólo nos hicieron sentir vergüenza ajena sino además dejaron expuesta a las
élites provinciales en su decadencia e incompetencia
Pero
digo en verdad que no quedé conforme con el proceso, no por el sentido de la
decisión de los diputados, sino porque los legisladores no nos representan en
cuestiones que tengan que ver con razones profundas y emociones intensas de
cada argentino.- De allí mi preferencia por la consulta popular, para que sea
cada ciudadano reunido consigo mismo, el que le confiera orientación a
decisiones que conmueven las bases mismas de nuestra cultura.-
Para
colmo, los paupérrimos fundamentos de sus votos de varios diputados por
Corrientes, no sólo nos hicieron sentir vergüenza ajena sino además nos
demostraron el proceso de decadencia e incompetencia de las élites
provinciales.-
En
lo personal, debo decir que en cuestiones como éstas, que tienen que ver con la
médula de la condición humana, siempre tengo más dudas que convicciones.- Y
cuando dudo, tengo una máxima de oro: me pronuncio por el individuo, por su
autonomía en la decisión, no por el estado y su intervención.-
Todos
los dogmas nos vuelven más esclavos que personas libres, y sabemos dónde
termina todo ello cuando se hacen carne en los movimientos políticos.-
Prefiero
por ello, inclinar mi posición hacia la consecución de sociedades cada vez más
humanas y tolerantes.- Hacia allí nos lleva la vida, desde hace siglos, y es un
impulso de la historia que no podemos ni debemos cambiar.-
La
cuestión consiste, entonces, en confiar más en nuestros congéneres, en cada
uno, en el libre albedrío que nos confiere el carácter de persona, para que
cada uno, en la posición en que se encuentre, con las vivencias y emociones que
experimente, con la posibilidad de hacerse cargo de las consecuencias de sus
decisiones, con la ayuda de las personas de su confianza, pronuncie la
sentencia última y final sobre su propio cuerpo.-
No
le busquemos más argumentos que aquéllos que anidan en los sentimientos
personales.- Nadie, en su sano juicio, anda por la vida rifando su destino,
todos, en mayor o menor grado, somos capaces de conducirnos y hacernos cargo de
nuestra propia persona.-
Así
como el matrimonio igualitario no originó los cataclismos que la homofobia
preanunciaba, la ley de divorcio no incrementó la cola de los que querían
separar sus vidas, tampoco la despenalización del aborto traerá consecuencias
más que aquéllas que cada uno decida.-
Y todo encontrará su nivel, pero habremos
avanzado cualitativamente en el campo del humanismo, de la tolerancia, del
respeto por las decisiones ajenas.-
Aborto,
despenalización… y después? Después la vida sigue, con los seres humanos
avanzando más rápido que las leyes.-
Jorge Eduardo Simonetti
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