TOMA DE ESCUELAS
“Quizás lo que está en
crisis es el valor mismo de educar, en una sociedad que no siempre manifiesta
de forma clara cuáles son sus valores”
Fernando Savater, 1997
Uno
de los debates más tradicionales de la filosofía política, es el referido al “estado
de naturaleza del hombre”, entendido éste como una hipótesis
metodológica que se interroga acerca de la situación natural de los seres
humanos antes de la constitución de la sociedad organizada y de la autoridad
del estado.-
La
pregunta sería: ¿el hombre en su estado pre social es bueno, es malo, no es
bueno ni malo? El filósofo inglés Thomas
Hobbes consideraba que el hombre tiene una agresividad innata, vive en un estado de guerra con sus
congéneres en la medida que no hubiera una autoridad que les impusiera
conductas, lo que se logra a través de la organización del Leviatán (el
estado).- El suizo francófono Jean-Jacques
Rousseau, por su parte, pensaba que el hombre no es bueno ni malo, nace
como una pizarra en blanco y después la sociedad y el ambiente lo influyen
hacia la dirección que toman.-
Sea
cual fuere nuestra posición, en cuanto a que la agresividad humana es innata o
adquirida, lo cierto que la misma se presenta con toda su potencia por estos
días, y que es la educación la única
que puede salvar al hombre.-
Entre
tantas amenazas de bombas nucleares, terrorismo asesino, tercera guerra
mundial, la única opción que tienen las personas para desterrar la cultura de
la violencia, es la de “educar para la paz”.-
¿Significa
ello ausencia de conflicto? No, el conflicto
es la esencia del progreso, es una situación de confrontación entre dos o
más individuos o grupos que tienen diferentes intereses o ideas.- La cuestión
consiste precisamente en remarcar las alternativas para resolver los conflictos
de manera constructiva.-
La
violencia es un fenómeno social,
psicológico y educativo.- En ella el conflicto se aborda de forma prepotente,
hay agresor y agredido, dándose una situación de desigualdad que no siempre es
denunciada.-
Educar
es escribir en la página en blanco de los niños y adolescentes
Es
lo que pasa diariamente en la Argentina, con los cortes de calles por un puñado de piqueteros encapuchados, que obstaculizan
la circulación de cientos de miles de ciudadanos, o en la toma de las escuelas por
parte de adolescentes que impiden a sus compañeros el ejercicio del constitucional
derecho a educarse.-
Son
las reglas no escritas de una “microcultura” que lleva a los más a
someterse al capricho y los actos de
fuerza de los menos, y a las autoridades
a practicar el “buenismo institucional” que consiste en ser espectadores
privilegiados de la fractura social, en
lugar de actores principales de la aplicación de las reglas de la ley.-
El
que teme ejercer la autoridad del estado
por miedo a ser calificado como autoritario, lo único que hace es dejar un
vacío institucional que es ocupado por el autoritarismo de signo opuesto, el de
grupos y sectores que imponen por la fuerza al resto sus visiones sesgadas que
no compatibilizan con el pluralismo democrático.-
Hace
más de un mes que muchos colegios porteños se encuentran “tomados” por un grupo de alumnos, que se expresan como si creyeran
que se las saben todas.- Esos adolescentes en plena formación educativa y
psicológica, son vilmente manipulados por la “lumpenpolítica”
argentina, integrada por esa izquierda petardista de escasa presencia
electoral, el kirchnerismo residual que ve como se le evapora la posibilidad de
regresar al poder, los pseudo sindicalistas que están destruyendo con sus
acciones la escuela pública argentina.-
Tan
patética es la metodología violenta utilizada nada más ni nada menos que en el
ámbito educativo, como es la toma de establecimientos escolares, que queda casi
anecdótica la cuestión de fondo, que es la intención oficial de regular las pasantías de los alumnos para completar
su preparación práctica.- El argumento utilizado, la explotación empresarial de
los pasantes, no resiste ni el menor análisis, como que es la “cantinela” de un izquierdismo pasado de moda.-
La
“lumpenpolítica” y los pseudo sindicalistas, que enarbolan permanentemente el
doble discurso, son los principales
responsables de la decadencia de la escuela pública
¿Qué
se debe escuchar la opinión de los alumnos en el tema?, obviamente.- Pero ¡de
ninguna manera! que sean los alumnos los
que se arroguen la facultad de decisión
en aquello que le corresponde a otros
estamentos, como a los docentes y a las autoridades educativas.-
Desde
hace tiempo que en el país se ha instalado la “anomia” social, que
responde a la incapacidad institucional de hacer cumplir las reglas que deben
regir para todos los que viven en la sociedad civilizada.- En el ámbito
educativo, esa “anomia” se ha
convertido en la “anemia” del sistema
de enseñanza, que lanza a la crueldad de la dura lucha diaria, a jóvenes que en
muchos casos ni siquiera saben comprender los textos que leen.-
La
organización social supone la existencia de roles y jerarquías funcionales, a mayor altura en la escala mayores
responsabilidades y obligaciones.-
Pues
bien, es la confusión de roles lo
que contribuye a causar este estado de anomia y violencia.- Debería ser claro
que el alumno es alumno y no docente ni autoridad educativa.- Pero eso lo
deberían saber los docentes y autoridades, enseñando, dando el ejemplo y,
cuando haga falta, haciendo valer las reglas y normas específicas.- Ello vale
también para los padres, que en razón de una demagógica permisividad, renuncian
a su deber de guías y cauce de las conductas de sus hijos.-
El “buenismo
institucional”, que consiste en renunciar al ejercicio de la autoridad legal
del estado, permite que el autoritarismo de los menos se imponga sobre el
interés del conjunto
Están
aprendiendo nuestros niños y adolescentes la lógica de la fuerza, de la violencia.- Saben que usar la fuerza
tiene a la larga una utilidad manifiesta, cual es la de alcanzar el objetivo
que persiguen.-
Están
aprendiendo de una izquierda cavernaria cuya única arma política, flaca en
votos, es la agitación; de sindicalistas que los convierten anualmente en
testigos privilegiados y víctimas de los paros salvajes que asolan la escuela
pública; de padres que omiten o fomentan; de docentes que miran para otro lado;
y fundamentalmente de las autoridades del estado, que no hacen cumplir las
reglas mínimas de convivencia y dejan a todos los alumnos librados a su suerte,
sin sancionar a los que utilizan la fuerza en sus demandas.-
Más
arriba dije que hay que educar para la paz, en las escuelas, como en la
sociedad, debemos conducirnos con la lógica del diálogo no de la fuerza.- Educar para la paz es una forma de
educar en valores, como justicia, democracia, solidaridad, tolerancia,
convivencia, respeto, cooperación, autonomía, racionalidad, amor a la verdad.-
“La educación para la paz no es una opción más sino
una necesidad que toda institución educativa debe asumir. Los principios para
una convivencia pacífica entre pueblos y grupos sociales se han convertido en
un imperativo legal. Ahora se trata de conseguir que el derecho formal de la
paz se convierta en un derecho real” (Julio Vidanes
Díez, Profesor en la Facultad de Educación y en el Centro de Formación del
Profesorado, Universidad Complutense de Madrid, España).-
Si educamos para la paz, serán pacíficos;
si dejamos que la violencia se apodere de la enseñanza pública, estaremos
creando las condiciones para una sociedad agresiva
El
daño que permanentemente se le hace a la escuela pública, a esta altura es casi
inconmensurable.- Lo cómico es que sus autores son los mismos que dicen
defenderla, a través de un doble discurso y una moral bifronte que parece nunca acabar.-
La
escuela pública se defiende con
valores, con dedicación, con constancia, con conductas pacíficas, con ejemplos,
con nivel académico.-
El uso de la fuerza que hoy se tolera,
seguramente producirá personas que mañana no conocerán los límites de la
convivencia social, y eso es muy grave.-
Jorge Eduardo Simonetti
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libre reproducción, a condición de citar su fuente
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