SCHOLAS OCURRENTES.- Corintios 13, 4-7: “La caridad es
paciente, es amable, la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa, no se
engríe; es decorosa; no busca su interés; no se irrita; no toma en cuenta el
mal; no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad. Todo lo excusa.
Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta”.-
Entre
el pedido de la Fundación Pontificia “Scholas
Ocurrentes” y la respuesta monetaria del gobierno ¿hubo paciencia, amabilidad, decoro, desinterés, verdad? o
¿primó la envidia, la jactancia, el engreimiento, la irritación, la mentira?
Los hechos.- Durante el frío encuentro de febrero,
Francisco le solicitó al Presidente Macri ayuda para la fundación.- Los
directivos de Scholas, José María del Corral y Enrique Palmeyro, remitieron al
gobierno un presupuesto para el
sostenimiento de su infraestructura administrativa (edificio, sueldos,
equipamiento, etc.).-
El Presidente, respondiendo al pedido,
concedió un subsidio de 16 millones de
pesos.- Por instrucción papal, los directivos de Scholas no aceptaron la ayuda.- Macri puso una vez más la otra mejilla, soportó sin chistar el desplante y ratificó su
compromiso de apoyar a la fundación.-
Según los directivos de Scholas, el Papa
habría argumentado el rechazo diciendo que el
gobierno debería utilizar esos fondos para los pobres de nuestro país.-
Mal Macri.- Un monto importante no
descarta un intento de congraciarse con
el Vaticano a costa del presupuesto estatal.- Ciertamente, comparado con
las fabulosas cifras que se fueron por las canaletas de la corrupción, el monto
donado son monedas, pero más vale exhibir austeridad que generosidad en un tiempo en que el estado está casi quebrado
y la gente está pagando el precio del ajuste.- El subsidio no era para
“alimentar” y “educar”, sino para pagar la infraestructura administrativa de
Scholas.-
Mal el Vaticano.- Antes que rechazar el subsidio, hubiera sido mejor no pedirlo.- Además,
es de mal gusto publicitar el rechazo, y lo es más sugiriendo, demagógicamente
para mi gusto, que los fondos no aceptados sean destinados para los pobres de
nuestro país.-
Si
se rechaza el subsidio público en
solidaridad con los pobres, ¿cómo se entiende que la iglesia reciba sin chistar del fisco, un presupuesto de varios miles de millones de pesos anuales para
mantener templos, subvencionar institutos religiosos, pagar sueldos y pensiones
graciables, de obispos, sacerdotes, seminaristas? ¿No sería, al menos, una
incongruencia ética o una hipocresía
injustificable?
Y
aquí resurge un tema muy debatido en otros tiempos, que viene a cuento: la relación del estado argentino con la iglesia.-
Aun cuando nuestro país reconoce la libertad de culto (art. 14 de la
Constitución Nacional), “el gobierno argentino sostiene el culto católico, apostólico, romano” (art. 2°), no así el
de otras confesiones.-
Nuestro
país nunca dejó de financiar al clero.- La Constitución Argentina lleva
impregnada desde su origen el sostenimiento de la Iglesia católica. Así lo
establecieron, la Constitución “liberal” de 1853, y lo mantuvieron la
“constitución peronista” de 1949, la “antiperonista” de 1957, y la
“bipartidista” de 1994, todas en el artículo segundo.-
Paradójicamente,
el financiamiento principal se da a
través de normas dictadas por gobiernos militares, comenzando por el
Concordato con la Santa Sede, suscripto con el gobierno de Juan Carlos Onganía
el 10 de octubre de 1966, como también los decretos leyes para subsidiar a los
obispos y arzobispos retirados (21.540), a la jerarquía eclesiástica en
funciones (21.950), a los párrocos de frontera (22.162), a los sacerdotes
seculares (22.430), y a los seminaristas (22.950), todos actualmente vigentes.-
Guillermo Olivieri, Secretario de Culto de la Nación
durante la gestión kirchnerista, declaró que el estado financia una red de 437 institutos de vida consagrada,
que actúan a través de 4.500 casas y obras apostólicas, constando además, en el
rubro presupuestario "Asistencia Financiera/Culto Católico”, el dinero en
sueldos y pensiones graciables para 122 arzobispos y obispos, 1.600
seminaristas y 640 sacerdotes.-
El estado argentino hace dos tipos de aporte a la iglesia: los indirectos y los directos.- Los primeros son las exenciones o desgravaciones impositivas,
las parroquias en general no pagan impuestos, aunque hay muchas que sí pagan
los servicios de luz, gas, teléfono.-
Los
aportes directos, son los que
realiza la Nación con fundamento jurídico en la obligación constitucional del
artículo 2° y como reparación histórica a las expropiaciones realizadas por el
Estado a la Iglesia en el siglo XIX.- Entre éstos, tenemos:
·
Asignación para Obispos: La Ley 21950, dispone para los
arzobispos y obispos residenciales una
asignación mensual equivalente al 80% de la remuneración de un Juez de Primera
Instancia (que hoy anda alrededor de los cien mil pesos), y el 70% para los
obispos auxiliares.-
·
Asignación para Obispos Eméritos: La Ley 21540 dispone para los
obispos eméritos el pago de una suma
mensual equivalente al 70% del sueldo de un Juez de Primera Instancia, y el
60% para los obispos auxiliares eméritos.-
·
Subsidios para parroquias de
frontera: la Ley
22162 determina una asignación para parroquias ubicadas en zonas de frontera o
desfavorables.-
·
Asignación para seminaristas mayores:
Según Ley 22950, se
paga a las diócesis y a cinco institutos de vida consagrada (Dominicos,
Franciscanos, Mercedarios, Jesuitas y Salesianos), una asignación mensual, que,
cuantitativamente hablando, corresponde al mayor
aporte directo del Estado a la Iglesia.-
·
Jubilaciones para Sacerdotes: La Ley 22430 instituye jubilaciones graciables (sin aporte) para
los sacerdotes carentes de otro beneficio previsional.-
·
Otras asignaciones: El presupuesto incluye partidas
adicionales para la Conferencia
Episcopal Argentina para el desarrollo de la pastoral orgánica y para otros
rubros tales como Tribunales Eclesiásticos, Facultades Eclesiásticas, causas de
canonización, gastos eventuales, etc.-
El estado
subvenciona al catolicismo porque
así lo establece la Constitución Nacional, aunque es muy debatido si en el
concepto de “sostenimiento del culto” entran las jubilaciones y pensiones de la
jerarquía eclesiástica y otros rubros.-
La
Argentina es un país cuya población es mayoritariamente católica.- La Iglesia Católica está jurídicamente
asimilada a un ente de derecho público
no estatal, siendo este caso casi único en el mundo occidental, ya que, por
ejemplo, Brasil, que es el país con
mayor número de católicos del orbe, es
un estado laico, al igual que México, Uruguay, Chile y Venezuela, entre
otros, en dónde la iglesia está separada del estado.-
¿Cómo
es en el mundo la relación financiera entre estado e iglesia? Fundamentalmente hay tres sistemas (aún con variantes
dentro de cada uno de ellos):
ü El sostenimiento directo con recursos generales, a través de una partida del
presupuesto estatal.- Los recursos se
obtienen de los impuestos que pagan todos los ciudadanos, católicos y no
católicos.- Es el sistema de Argentina (exclusivamente católica) y Bélgica
(católica, anglicana y ortodoxa, entre otras).-
ü El sostenimiento con recursos específicos del “impuesto eclesiástico”, que
pagan voluntariamente los ciudadanos que
se anotan en un registro.- Son los casos de Alemania (católica, protestante y evangélica), Austria, Dinamarca (luterana),
España (católica, aun cuando recibe además altísimos subsidios fuera de las
partidas ordinarias), Italia y Portugal.-
ü Sin sostenimiento del Estado.- La Iglesia se financia a través de donaciones, y el estado suele hacerse cargo de
algunos gastos, como mantenimiento de edificios, exenciones fiscales, etc.- Es
el caso de Francia, Reino Unido e Irlanda.- En Latinoamérica, Brasil, Uruguay y
Chile no sostienen ningún tipo de culto.-
Para mi gusto personal, como católico,
preferiría el sistema intermedio
(impuesto eclesiástico voluntario).- Sería más justo y más ético.-
Esgrimir el argumento de la pobreza ajena
para rechazar un subsidio estatal, mientras se es casi totalmente financiado
por esa misma caja pública, es como entregar
las monedas de la caridad con la mano izquierda, y
guardarse los billetes con la derecha.-
La
moral cristiana es refractaria al doble mensaje y a la demagogia.- “Una iglesia pobre para los pobres” (Francisco,
2013), quiere decir precisamente eso.- Se entiende, ¿no?
Jorge Eduardo Simonetti
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