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domingo, 12 de junio de 2016

CORTE A LA CARTA

NO QUEREMOS UNA TORTILLA DE PAPAS.- El Senado debe tratar el acuerdo de los juristas Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz, propuestos meses atrás por el Presidente Macri para integrar la Corte.- A la par, desde el  mayoritario bloque kirchnerista, se intenta aprobar sendos proyectos de aumento en el número de integrantes del máximo tribunal.- 
                               En el viejo restaurant de Avenida Rivadavia 1862 de la ciudad de Buenos Aires, el veterano gastronómico le contaba al curioso parroquiano, que lo mejor de la casa eran los productos cárnicos, y su  especialidad gourmet,  “Corte a la Argentina”.-  Claro que, con la carta del menú a mano, se podía optar por sus distintas presentaciones en función del número.-
                               “Cuando se abrió, por mediados de los 1800, la especialidad del menú original fue la de “corte de cinco” y se mantuvo sin variantes durante casi cien años”, dijo el verborrágico mozo, agregando que “dado el éxito, en 1960 se ofreció el plato en una versión aumentada de siete, aunque duró sólo seis años, ya que en 1966, un sobrio “maitre” con tono castrense lo volvió a cinco.- El cheff de los noventa, que con el gorro de cocina ocultaba sus largas patillas, apostó por la abundancia e incrementó el platillo a nueve, eso sí, con sus propios condimentos”.-
                               “Los que la hicieron buena fueron los mastercheff del sur, que en el restaurant de sus pagos incrementaron el plato local de tres a cinco, pero aquí nos desconcertaron porque hicieron lo contrario, bajaron de nueve a cinco”, seguía diciendo el “garson”, con una mirada entre picaresca y cómplice, mientras la bandeja se contoneaba en su mano izquierda.-
                               Cansado y con hambre, el comensal le pidió que le trajera la variante tradicional.- Pero el mozo, un gallego porfiado que no se rendía fácil, le respondió: “pues va a tener que mirar la carta, porque tenemos el plato tradicional de Corte de Cinco, pero también ahora estamos ofreciendo las variantes de Corte de Siete y Corte de Trece”, lo que terminó por desconcertar del todo al bombardeado cliente, que para dar por terminada la infructuosa charla optó por pedir una tortilla de papas.-
                     Actualmente, el máximo tribunal de cinco miembros, tiene sólo tres jueces.-  Las propuestas de Rosatti y Rosenkrantz para completar la integración, nacieron con una debilidad esencial, por el inexplicable intento del Presidente Macri de designarlos en comisión por un decreto de necesidad y urgencia, de lo que luego desistió.-
                               Sin embargo, el tratamiento se ha visto trabado de algún modo, con sendos proyectos del bloque kirchnerista, mayoritario en el Senado, para incrementar el número de integrantes de la Corte.-

                                Uno, presentado por el sector más duro del cristinismo,  propone una integración de 13 miembros, divididos en cuatro salas (se atribuye a Zaffaroni la autoría intelectual); el otro, del Senador Juan Manuel Abal Medina, plantea una ampliación a siete miembros.-
                               En un libro de mi autoría, en el capítulo “Número de cortesanos, una variable de ajuste”, dije que “a decir verdad, no hay ser humano que, sentado en el sillón de mando, no quiera tener jueces adictos. Ocurre que,  mientras los gobernantes normales sujetan sus propios deseos y respetan las instituciones, hay otros que no se limitan en el cumplimiento de sus instintos más primarios, aún a costa de moldear las instituciones a gusto y paladar de cada quién. No es, entonces, una cuestión de números, sino de actitud, de respeto, de autolimitación auténtica(JORGE EDUARDO SIMONETTI, “Justicia y Poder en tiempos de cólera”, Ed. ConTexto, 2015, p.89).-
                               En realidad, el número de los integrantes del máximo tribunal de justicia de un país no tiene una visión uniforme en el mundo.- Según un trabajo publicado por el sitio “Diario Judicial,  La Corte Suprema de Chile tiene 21 integrantes, con un Tribunal Constitucional de diez. El Supremo Tribunal Federal de Brasil tiene 11 jueces. En la República Bolivariana de Venezuela, el Tribunal Supremo se divide en seis salas, una constitucional de 6 miembros y las otras cinco salas con 5 cada una: es decir un total de 31 jueces.-
                               La Corte Suprema de los Estados Unidos está compuesta por 9 miembros, así como la de Canadá. Inglaterra y los países que integran el “Common Law” cuentan con 12 “justices”.-  En Europa continental, tenemos las cortes de Alemania, con 16 miembros; Francia, con 16; Italia, con 15. España tiene un Tribunal Constitucional con 12 integrantes y un Tribunal Supremo con cinco salas y 74 integrantes en total.-
                               En Oriente, la Corte Suprema de Israel consta de 15 miembros y la de la República Popular de China de 16.-
                     Nadie debería asustarse, entonces,  porque en la Argentina la Corte aumente a siete o a trece miembros, en definitiva no hace ello al fondo de la cuestión.- Lo que debe asustar es la utilización del número de integrantes del alto tribunal para solucionar los problemas políticos y judiciales de la clase dirigente.-
                               Si hay algo que hizo bien Néstor Kirchner, salvando los disensos y algunos cuestionamientos puntuales, es la elección de los integrantes de la Corte.- Es más, en los últimos doce años, fue ese cuerpo (conducido sabiamente por Ricardo Lorenzetti, aunque le pese a Lilita Carrió), el que supo ponerle límites al poder, sin sobreactuar ni eludir sus responsabilidades.-
                               Sin embargo, ésta movida del pasado oficialismo, que tiene mayoría decisiva en el Senado, está siendo vista como una maniobra para complicar al gobierno de Macri y, sobre todo, para intentar neutralizar la ofensiva judicial sobre Cristina.-
                               El primer interrogante que surge a primer análisis, es la oportunidad de los proyectos.-  El Frente para la Victoria, sobre todo en los últimos cuatro años, tuvo una mayoría abrumadora en el Congreso y pudo haber hecho sin problema alguno la modificación en la integración del alto tribunal, en el sentido que ahora propone.- Le hubiera bastado a Cristina con levantar el pulgar.- Sin embargo, no lo hizo.-
                               Si súbitamente lo intenta hacer ahora, y además lo ata a la aprobación de los pliegos de Rosatti y Rosenkrantz, evidentemente está introduciendo un elemento de negociación política para la designación de  los futuros integrantes.- Con mayor número, podría lograrse mechar miembros propuestos por el kirchnerismo, que a estar a los tiempos que corren, sería como encontrar el tesoro enterrado (valga el actual significado dicotómico de la expresión).-
                     Fue Cristina Senadora, en 2006, la que encabezó la reducción de integrantes de 9 a 5, a través de la Ley 26.183.- ¿Cuál sería las razones jurídicas e institucionales para su incremento, transcurridos apenas  diez años de su reducción por el gobierno kirchnerista? No se advierten.-
                               Menos justificación tiene la oportunidad.- Resulta fundamental completar la actual integración de cinco, designando los dos que faltan, pero nada explica, salvo una negociación espuria,  la urgencia de tratar los proyectos de mayor número de cortesanos, y menos aún de atarlos a lo primero.-
                               Mucho se ha hablado de la necesidad de mejorar  la calidad republicana en la Argentina.-  No hay manera de hacerlo si no empezamos por respetar la ley y terminar con la viciosa práctica de usar las instituciones como variable de ajuste de los intereses del poder.-
                               La gran lupa ciudadana está puesta sobre el Senado.- Queremos la especialidad de la casa, una Corte Suprema de Justicia de la Nación independiente y ecuánime.- Que el viejo camarero no nos termine dando una tortilla de papas.-
                                                                              Jorge Eduardo Simonetti


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