INVERSIONES LENTAS
“(Vamos a lanzar el)
Plan Belgrano que arranca de U$S16 mil millones de inversión en infraestructura
para conectar el Norte con el resto del país”
Mauricio Macri, 2015
(en debate presidencial)
En
los últimos años he tenido la oportunidad de viajar bastante por las rutas del
norte de nuestro país. Santiago del Estero, Tucumán, Salta, Jujuy, marcaron el
GPS de mi recorrido, también Formosa, Chaco, Misiones y nuestra Corrientes. El
Norte argentino, siempre bello, siempre con profundos desequilibrios.
El
contraste resulta evidente, por lo menos visto desde la ruta. Las ciudades y
pueblos afines al kirchnerismo muestran ingresos pavimentados, iluminados,
seguros. Hasta el pequeño pueblito hace gala de una entrada con modalidad de
autopista.
Corrientes,
la ciudad capital de nuestra provincia, ni siquiera pudo hacer una rotonda en
el acceso por el águila, menos aún otros pueblos y ciudades correntinas. Ni que
hablar de puentes, autovía e iluminación suficiente. La ruta nacional 119 que
une la ciudad natal del varias veces gobernador Ricardo Colombi (Mercedes) con
Curuzú Cuatiá y Monte Caseros y sirve de conexión del norte de la provincia con
la autovía de la Ruta 14, estuvo por muchos años llena de pozos, casi
intransitable.
El
anuncio del Plan Belgrano en 2015 nos llenó de expectativas a los correntinos.
Con una desinversión alarmante en infraestructura, por responsabilidad
compartida de nación y provincia (desde 1983 a la fecha no hemos sumado un
kilómetro en número total de recorridos pavimentados), era hora que los tiros
apuntaran para el lado de la justicia y Corrientes sea recompensada por años de
abandono y discriminación.
Doce
años de kirchnerismo condenaron a la Provincia de Corrientes al destierro en el
mapa de la obra pública. Localmente, tampoco hicimos mucho
Aunque
siempre subdesarrollados producto del modelo de país que nadie está dispuesto a
cambiar, creíamos no obstante no sólo en al espíritu reparador del Plan
Belgrano en cuanto a la obra pública, también en el tratamiento preferencial
para Corrientes, discriminada durante el gobierno anterior en beneficio de
provincia afines al kirchnerismo, como Chaco, Formosa, Misiones, Santiago del
Estero, Tucumán, Jujuy.
Pero
una cosa es lo que se promete en campaña y otra la que dictan los números y la
realidad que apreciamos diariamente.
Tres
semanas atrás nos visitó el Ministro de Transporte de la Nación Guillermo
Dietrich, bajo cuya órbita está parte del Plan Belgrano, que es en realidad una
cáscara vacía, porque el Plan no tiene presupuesto, las partidas están en cada
ministerio competente.
Antes
y después de Dietrich, las visitas nacionales fueron muchas, casi
sobreabundantes diría si la relacionamos con el resultado concreto. Presencias, recorridas, anuncios, expresiones
de voluntad, pero nos queda el sabor a poco y lento. “Queremos”, “pensamos”, “proyectamos”,
“licitamos”, “estamos con ustedes”.
Lo
concreto, según lo informara El Litoral, es que luego de treinta meses de
gobierno de Cambiemos, en Corrientes recién se inauguraron 34 kilómetros de
repavimentación en la Ruta 119 y un puente sobre el arroyo Batelito en el
límite con Entre Ríos. La autovía de travesía de Corrientes sólo tiene
movimientos de tierra frente al aeropuerto, el segundo puente es casi una
quimera a esta altura, y el resto son anuncios de puertos y de pequeñas obras.
Con
Macri y el Plan Belgrano, pensamos que eso iba a cambiar. Lamentablemente, luego
de treinta y dos meses de gestión, poco es lo que se ha hecho y no parece que
vaya a cambiar si tenemos en cuenta el ajuste fiscal para cumplir metas del FMI
Obviamente,
si se lo compara con las reiteradas promesas incumplidas por Cristina Kirchner,
hay un campo de diferencia, pero sigue siendo poco, extremadamente escaso el
producto del Plan Belgrano para Corrientes.
Los
funcionarios nacionales, incluido el presidente, se convirtieron en asiduos
visitantes de nuestra tierra. Pero con venir y bailar chamamé, no alcanza
El
harto meneado eje Nación, Provincia, Municipio, hasta ahora no tiene resultados
significativos, tampoco la anunciada reparación en obra pública para saldar la
deuda histórica que la discriminación kirchnerista contrajo con los
correntinos.
Quien
piense que para Cambiemos somos especiales y seremos recompensados por ello, se
equivoca.
Para
darnos cuenta basta con conocer los números dados por el Jefe de Gabinete del
Plan Belgrano, Alfredo Vara, en diciembre de 2017: “Catamarca es la provincia que recibirá más dinero en infraestructura
en el marco del Belgrano, con $5.164 millones. Le siguen, en millones de pesos,
La Rioja ($5.057), Formosa ($4.796), Corrientes ($3.988), Chaco ($3.871), Jujuy
($3.605), Salta ($3.425), Santiago del Estero ($3.128), Misiones ($2.834) y
Tucumán ($2.252)”.
La
promesa de campaña de Mauricio Macri, de invertir en el Plan Belgrano U$S16 mil
millones al cabo de una década (U$S 10 mil millones en infraestructura vial,
U$S 5 mil millones en infraestructura ferroviaria y U$S 250 millones en mejoras
aerocomerciales), a sólo dos años y medio quedó evidentemente desautorizada.
La
nutrida agenda de visitas nacionales a nuestra provincia, es inversamente
proporcional a los resultados concretos
El
sitio Chequeado.com, teniendo en cuenta que, según la promesa presidencial,
deberían haberse invertido U$S1.600 millones anuales para alcanzar la cifra
prometida al cabo de la década, advierte que se ha gastado por año, en
promedio, apenas U$S 600 millones.
De
los recursos presupuestados para el Plan Belgrano en 2017, sólo se ejecutaron
un 34% (un equivalente a U$S 585 millones), por lo que resulta más que
aventurado asegurar que al cabo de una década la inversión va a ser la
prometida por el presidente Macri.
Para
colmo de males, el ajuste fiscal en marcha, con el monitoreo del Fondo
Monetario Internacional, seguramente va a resentir las obras, ya sea en su
plazo de ejecución o directamente en su concreción. A pesar de que se asegure
que todo seguirá igual, nadie cree que ello será así.
Cuando
parecía que, con el triunfo de Macri, Corrientes iba a tener la revancha de
tanta discriminación kirchnerista, volvimos a sacar el tenedor en tiempos de
sopa.
Para
el Fondo Monetario Internacional la regla es una sola: la Argentina debe hacer
el ajuste fiscal que disminuya a la mitad el déficit público, en relación al
producto bruto para 2019. Y allí no se diferencian amigos y adversarios, no se
tienen en cuenta viejas deudas.
Por
ello, sigo con la desagradable sensación de entender que andamos a destiempo,
nuevamente postergados en la cantidad y calidad de obras públicas que
necesitamos y que merecemos, antes por estar en veredas políticas opuestas, hoy
por cumplir la regla del ajuste obediente.
El
interrogante es si a nuestras autoridades no les estará faltando una mejor
estrategia para reclamar el cumplimiento de las promesas
Está
bien que nuestros gobernantes sean cumplidores de los compromisos contraídos
con la nación, presupuestariamente prolijos, detallistas en el cierre de los
números, buenos anfitriones de cuanto funcionario nacional quiera darse una
vuelta por estos pagos.
Pero,
nos está faltando un poco de estrategia en la relación, de rebeldía en el
reclamo, de firmeza para exigir el cumplimiento de las promesas, de coraje para
asumir la representatividad de un pueblo discriminado por los anteriores
gobernantes, pero también de hacer más por nosotros mismos y no esperar todo de
Nación.
Belgrano
es el segundo héroe máximo de la argentinidad, y el prócer de mayor presencia
militar y cívica en el norte de nuestro país. Su nombre merece más, aunque hay
que reconocer que desde Corrientes poco lo hemos ayudado.
Jorge Eduardo Simonetti
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