Sobornar al elector, es la estrategia electoral más
vergonzosa para obtener un voto.- Es aprovecharse
de su necesidad, intentando comprarle el voto con una dádiva.-
En realidad, el clientelismo
político es casi tan viejo como el mundo, nació con la propia política y tal
vez con la humanidad.- Casi ningún sector o dirigente puede sacarse el sayo de
la indignidad de haberlo ejercido.-
Obviamente que para realizar clientelismo se necesitan
recursos.- Éstos, o son públicos o son
privados.- Seguramente, en la mayoría de los casos, por lo menos en los más
dispendiosos y evidentes, los regalos a
los electores más humildes son el producto de la utilización de fondos públicos.-
En forma manifiesta o solapada, detrás de cada colchón, de
cada heladera, de cada cocina, están los
dineros de todos los argentinos, los que deberían administrarse con
ecuanimidad y honestidad, pero que sirven para favorecer a un partido o a un
candidato.-