La gran “X” de la ecuación argentina
Una “incógnita” es algo desconocido, oculto, un
misterio, es algo que no se sabe.- A la par, genera el deseo irrefrenable
de despejar el interrogante, conocer lo desconocido, descorrer el velo de lo
oculto.-
También
la “incógnita” es la expresión
desconocida de una ecuación algebraica
que se exhibe con una ”x”, es el
dato que se precisa para conocer el resultado, o es el mismo resultado que debe
obtenerse.-
Daniel Scioli, el ungido candidato
presidencial del kirchnerismo, representa para todo el espectro político y
social una “incógnita”, y a pesar que ha transitado por distintos cargos
públicos desde hace más de quince años,
tiene un costado que nadie alcanza a definir con precisión, a conocer con
claridad.- No se trata ya de la evaluación de un aspecto de la personalidad de
un individuo, sino de saber su verdadero
pensamiento político, pero en especial sus
reales intenciones si es que octubre lo beneficia.-
La gran “X” de la ecuación matemática
de los argentinos se llama Daniel
Scioli.- Si convertimos el escenario político nacional, metafóricamente, en
una operación de números, tal vez nos permitiría tener más claro el panorama.-
2 + 2= x (dos más dos es igual a
equis), dónde para la aritmética “x” es
4.- Conforme al razonamiento oficialista, 2 representa a Scioli gobernador kirchnerista; +(más) 2, Scioli candidato
del Frente para la Victoria); la incógnita
“x” debería ser matemáticamente “4”,
y políticamente “Scioli presidente kirchnerista”.- De tal manera,
a partir del 10 de diciembre (si gana la elección) debería gobernar el país a
través de los principios kirchneristas.-
En política, dos más dos no es siempre cuatro
Pero
en política, dos más dos no es siempre cuatro.- Hay un gran sector de la población no kirchnerista, que tiene el
secreto deseo que 2 +2 no sea 4, sino 5, es decir un
resultado no matemático, una incógnita que se resuelva de manera antinatural y
no cómo la ciencia exacta lo indica.- Son los que aguardan que luego del 10 de
diciembre (siempre si octubre lo confirma) Scioli
no gobierne con los principios más caros al kirchnerismo, sino de otra
manera.-
La
pregunta que surge a la mano: ¿es bueno
o correcto que un candidato
presidencial represente una
“incógnita”?.- Sin dudas que a estas alturas, ningún político que aspira
representar a la ciudadanía en un cargo público electivo debería serlo; muy por
el contrario, su pensamiento y sus
intenciones deberían ser tan trasparentes que podrían contárseles las
costillas con sólo verlo.-
Sin
embargo, con Scioli eso nunca es así,
aunque el propio motonauta se esfuerce por torcer esa imagen.-
El
gobernador bonaerense pareció siempre, y lo fue, sapo de otro pozo en el andamiaje kirchnerista.- Con un pensamiento más liberal y con un temperamento componedor, su impronta siempre se dio de bruces contra el
estatismo entrecomillado del oficialismo y su dinámica confrontativa.-
Es
cierto que en estos últimos tiempos,
el casi imperturbable gobernador formula declaraciones
de “fé kirchnerista” a quién quiera escucharlo, con alabanzas al gobierno y
a la Cámpora.-
Sin
embargo todos dudan de su sinceridad.-
Barrunta la oposición acerca de una
probable futura presidencia condicionada por el actual régimen, y duda también el oficialismo sobre su “lealtad” a
Cristina a partir del 10 de diciembre.-
Obviamente,
las dudas que habitan en cabezas opositoras y oficialistas, se pueden observar
en la campaña electoral con absoluta claridad.-
Las primeras, intentan por todos los medios
presentar una alternativa diferenciadora, en la que se destaca claramente Mauricio Macri como el contendor con propuestas más diferenciales
y con mayores posibilidades de disputarle palmo a palmo el sillón de
Rivadavia.-
Otra “vuelta de campana” del kirchnerismo
Cristina, no pudo zafar de la candidatura del
gobernador bonaerense, que se visualizaba como probable desde hace más de
un año.- No fue problema convencer a la
tropa para la “vuelta de campana”
respectiva, ya estaban duchos cuando
el papado de Jorge Bergoglio.- Pero, por si las moscas, intenta condicionar su posible futura
presidencia con el llenado de casilleros por parte de los más fieles.- Zanini, el flamante candidato a
Vicepresidente, es una prueba de ello, un personaje de poco peso político, pero absolutamente identificado con la familia presidencial y con una cuota de habilidad y maquiavelismo, que supondrá
un cancerbero mucho más eficiente y peligroso que Mariotto.-
Las fortalezas ocultas de Scioli
Sin
embargo, hay dos cuestiones que están
agazapadas detrás de ese exasperante y monocorde discurso componedor del
otrora deportista, cuya importancia no debe subestimarse.-
La primera, el hecho que no es un candidato “fabricado” a dedo por
Cristina.- Su trayectoria inoxidable, siempre lo tuvo casi al margen de las
desventuras, manteniendo un caudal de intención de voto y buena imagen muy
superior al resto del arco político, incluyendo a la presidenta.- Entonces,
Scioli tiene los méritos y la enjundia
para ser candidato por derecho propio, lo que no es buen dato para el kirchnerismo, que lo quiere hacer jugar de peón de la reina.-
Lo
segundo, su temperamento.- Esa
increíble capacidad “tragasapos” de
la que hizo gala muchísimas veces, esa imperturbabilidad
casi blindada, esa estrategia de nunca
presentar batalla franca, ese
notable método de no hacer jamás una
afirmación comprobable o refutable en nada, antes que una debilidad representa su fortaleza.- Ha navegado
en todas las aguas, como buen motonauta, en las más borrascosas o en las de
calma chicha, siempre a flote, sin sacar la vista del horizonte.-
¿Podrá “la vaca volverse toro?”
No
olvidar que cuando estuvo en las escalas inferiores del mando, supo sobrellevar estoicamente los destratos;
ahora con el poder de la “lapicera”, probablemente ni Zanini
pueda torcer la sentencia bíblica, “Bienaventurados los mansos, porque ellos
poseerán la tierra”, o cómo decimos en criollo “guarda, que la vaca no se les vuelva toro”.-
Mientras
tanto, lo que puede ser bueno para Scioli en su camino a intentar lograr la
presidencia, no lo es para la ciudadanía en general.- La peor característica de
un político es representar una “incógnita”, y es lo que hoy representa el
candidato del Frente para la Victoria, para propios y extraños.-
De
cualquier modo, si nos atenemos a lo que significan las fuerzas electorales en
pugna, independientemente del temperamento de sus candidatos, deberíamos saber,
para decidir nuestro voto, que Daniel Scioli formalmente es la continuidad del modelo, es decir de una gestión
de confrontación, autoritarismo,
estatismo creciente, economía subsidiada, justicia asediada por el poder
político, derechos humanos de amigos.-
O no? Mmmm!!!
En
nuestra Provincia, no sólo cuenta con el apoyo de los integrantes de la
estructura política que lo llevará como estandarte, el Frente para la Victoria.-
Otros apoyos vinieron de lugares casi inesperados, celestes y naranjas correntinos lo llevarán en sus boletas.- En
algún caso, ¿tendrá algo que ver la coincidencia de colores? ¿O habrán
profundas coincidencias programáticas que aún no se han explicitado?
Me
parece que, todavía por un tiempo, no sabremos si Scioli ¿es o se hace el kirchnerista?
Jorge Eduardo Simonetti
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