POBREZA E INDIGENCIA
“Es el año 1861 y la
guerra civil estadounidense está destrozando el país.- En un momento en que
tanto unionistas como confederados se esforzaban por alistar a nuevos reclutas
en sus ejércitos, alguien tuvo la idea ingeniosa: ofrecer pensiones generosas a
los soldados y sus viudas.- Todo indica que el plan surtió efecto: cientos de
miles se apresuraron a sumarse a la contienda” (Edmund Conway)
¿Cuándo
cree que se hizo el último pago de las pensiones de la guerra civil
estadounidense? Los veteranos más jóvenes se murieron entre 1930 y 1940, pero
el último pago fue en 2004, año en que falleció la última viuda que se casó a
los 21 años con un veterano de 81, en 1921.-
El estado
de bienestar o benefactor, es aquél que garantiza a su población más
necesitada, los servicios de salud, educación, pensiones, vivienda, etc., que
son financiados por la recaudación fiscal de los impuestos que paga la
población económicamente activa y en blanco.-
El
modelo del estado benefactor se origina en la Alemania de Bismarck en el siglo
XIX, aunque fue luego de la Primer Guerra Mundial y de la Gran Depresión de 1930, que se instaló fuertemente en los Estados
Unidos y en el Reino Unido, ante la magnitud de las penurias por las que
atravesaban muchísimas familias para obtener lo elemental.-
En
el siglo XX, las llamadas prestaciones
sociales se fueron profundizando, extendiendo y abarcando mayor número de ciudadanos,
naciendo un nuevo concepto, ya que los países, antes, sólo tendían a cobrar
impuestos a sus ciudadanos con el fin de protegerlos de la delincuencia y de
una posible invasión.-
El
sistema funcionó de manera excelente
en los años de la posguerra, el
aumento de la población provocado por la explosión de la natalidad a fines de
los cuarenta y la década del cincuenta (el denominado “baby room”), hizo que
hubieran muchos trabajadores jóvenes aportantes con sus impuestos, lo que
permitió sostener el sistema hasta la década del 80.- Luego, en función de la disminución de la tasa de fertilidad y
otros problemas, el sistema comenzó a
hacer agua y los países se pusieron a repensar las soluciones, ante la
factura gigantesca que les quedaba pendiente.-
El
estado benefactor es producto de la modernidad, ante las sucesivas crisis
económicas que dejaron a vastos sectores sin posibilidades de subvenir sus
necesidades más elementales
A
pesar de haber sacado a muchas familias de la pobreza y haber mejorado de
manera importante los estándares sanitarios y educativos en el mundo
occidental, los autores detectaron los dos
problemas más importantes del estado benefactor: el socioeconómico, debido
a su tendencia a desincentivar el
trabajo, y el fiscal, relacionado a los recursos que se necesitan para financiar los beneficios sociales.-
En
la Argentina, sin dudas con importantes antecedentes de la administración
radical, fue Juan Perón el que
instaló en todo su esplendor el estado benefactor, aprovechando un momento
excepcional de reservas económicas, y una política de apertura a las clases
sociales menos favorecidas.- Ello, con altos y bajos, llega a nuestros días.-
Los
beneficios de las ayudas sociales tienen mucho que ver con el funcionamiento de
la economía en general, las fuentes de trabajo, el nivel de actividad económica.-
Por ello, gastar mucho en ayuda social
no es un mérito (como parece pensar el populismo), sino un reconocimiento a la
falta de posibilidades de las personas de vivir de su propio trabajo.-
En
rigor de verdad, no todo es de explicación tan sencilla y monocausal, pero
cierto es que la experiencia ha indicado que el estado benefactor no debe ser
el objetivo de máxima de una sociedad progresista y tampoco que el mercado es la solución a todos los problemas de un
pueblo.-
De
ser un auxilio momentáneo ante la crisis, el plan social pasó a constituirse en
un modo de vida permanente para millones de argentinos
El
Presidente Macri, en su campaña, prometió “pobreza
cero”.- Aun cuando sabemos que fue un slogan de impacto publicitario,
cierto es que su objetivo es la reducción del flagelo a sus mínimos posibles.-
Sin embargo, no sólo no redujo, sino que los índices de pobreza e indigencia se
incrementaron durante su gobierno.-
A
partir de un INDEC recompuesto en su
calidad técnica y su integridad moral, los números fueron terribles: 32,2% de
la población en situación de pobreza (no alcanzan a ganar los valores de la
Canasta Básica Total), y 6,3% en indigencia (no llegan a la Canasta Básica
Alimentaria).-
La
pregunta es: ¿sirvió el estado
benefactor, a través de los planes sociales, para disminuir la pobreza? La
respuesta es negativa.- Si bien el primer ciclo kirchnerista tuvo un fuerte
viento económico mundial de cola, lo que permitió la reducción de los índices
de pobreza e indigencia, los cierto es que los mismos comenzaron a subir
nuevamente a partir de mediados de la primer presidencia de Cristina
Según
el Barómetro de la Deuda Social de la
Universidad Católica Argentina (UCA), en 2014 el índice de pobreza se elevaba
al 27 % de la población, y en 2015 al 29%.- Finalmente Macri, en 2016, pasó de
la promesa de “pobreza cero” a una real (ya con mediciones INDEC) de 32,6%.-
Diez
años continuos de incremento de los índices de pobreza no son una plataforma
ideal para comenzar a pensar en la baja del gasto social
Lo
relevante es que el aumento de la pobreza y de la indigencia, convive con el incremento progresivo de los habitantes
incluidos en los planes de ayuda social,
de 500.000 personas con el Plan
Alimentario Nacional de Alfonsín, a 2.200.000 personas con el Plan Jefes de Hogar de Duhalde,
8.000.000 con la Asignación por Hijo
de Cristina, que Macri extendió a 9.000.000.- Hay más 60 tipos de planes, con más de
19.000.000 de beneficiarios (muchas personas tienen varios).- El experto,
Daniel Arroyo, ex funcionario de los gobiernos de Kirchner y Scioli, manifestó
que “los
planes sociales son una solución agotada en la Argentina”.-
El
plan “empalme” anunciado
recientemente por Mauricio Macri, que consiste en incorporar el monto del plan
social al salario de un sistema de empleo subsidiado, parece constituir un
paliativo pero que tiene una misma raíz que el resto: falta de trabajo genuino
y planes sociales sucedáneos.-
Los
autores que creen en la teoría que la economía se mueve, fatalmente, entre ciclos de auge y de caída, consideran
que la Argentina se encuentra justamente en un momento cíclico de declinación,
tras uno de auge en el primer capítulo kirchnerista, lo que nos lleva a pensar
que el futuro de recuperación, por ahora, tiene más componente de deseo que de
realidad.-
Estamos
ya pagando la factura del gigantesco gasto público, con el peor y más regresivo
de los impuestos: la inflación
El
optimismo de Dujovne, al hablar de
la aparición de bosques verdes en el escenario argentino, no ya de brotes, nos expone
más un optimismo exagerado del ministro, una expresión voluntarista, un ánimo de tapar la verdad, ante una
inflación que no cede y una caída del consumo y de la actividad económica que
no para.-
Desde
nuestra humilde posición de ciudadanos, cruzamos los dedos para que comience de
una vez por todas, la recuperación económica, pero francamente no se advierten
todavía condiciones para que el estado
benefactor vaya a disminuir drásticamente los subsidios en favor de una
economía con empleo genuino.-
Jorge Eduardo Simonetti
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